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14N, la huelga más necesaria de la democracia

Por Teresa Mollá Castells*
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El pasado viernes le comentaba a mi compañera de trabajo que no me he perdido ninguna huelga ni general ni sectorial a las que estuve convocada (administraciones públicas) desde que, a finales de 1983, comencé a trabajar como limpiadora en un instituto. Las he secundado todas y me siento muy orgullosa por ello.
 
Pero si cabe creo que ésta es la más necesaria de todas ellas. Estoy absolutamente convencida que este 14N (14 de noviembre) hay que dar una lección de ciudadanía a este gobierno que engaña, manipula y que nos ha vendido al capital más feroz que nunca ha existido.
 
El sábado escuchaba a Forges en la radio comentar que estamos entrando en la era del “MIEDOCENO” que nos está imponiendo este gobierno que tenemos. Miedoceno de miedos, de terrores.
 
En su estrategia política se han cambiado las necesidades de la ciudadanía por las necesidades de los mercados y comienzan a morir personas como consecuencia de estas políticas. Mueren personas por los desahucios ejecutados por los bancos que han sido salvados con dineros públicos.
 
Mueren mujeres a manos del terrorismo machista y sólo obtenemos silencios cómplices por parte de quienes nos gobiernan con engaños y de sus cómplices de faldas largas y negras que creen que podremos salir de esta terrible situación con sus plegarias.
 
Mueren personas en las listas de espera como consecuencia de los recortes de todo tipo en Sanidad, puesto que están convirtiendo nuestro derecho a una asistencia sanitaria de calidad en un negocio.
Mueren personas por falta de tratamientos de desintoxicaciones a diferentes adicciones.
 
Se aumentan las colegiaturas en los colegios e institutos y tratan al alumnado con desprecio al no tener en cuenta sus necesidades, al tiempo que exigen al personal docente un esfuerzo extra en todos los sentidos sin ninguna contraprestación.
 
Se desmantelan todos los servicios públicos en aras a una reducción del déficit que no hemos creado la ciudadanía de a pie.
 
Las pensiones apenas se revalorizan y no creo que tarden el arrebatarles a las personas que las cobran una de las pagas extras tal y como nos han hecho a las y los funcionarios.
 
Y todo ello envuelto del manido discurso-mentira del “no nos gusta, pero hay que hacerlo”. Y mientras la reforma laboral sigue creando más personas desempleadas y las diferentes patronales exigiendo más presión para la clase trabajadora y menos fiscalidad para ellos.
 
Hemos perdido derechos de ciudadanía y el miedo se ha colado en nuestras entrañas. Ese miedo del que hablaba Forges. Y ese miedo convierte la desconfianza en bandera. La desconfianza extrema genera egoísmo y falta de solidaridad entre iguales en elemento cotidiano de medida de las cosas.
 
Así las cosas te puedes encontrar con un profesional docente que teme perder su puesto de trabajo como consecuencia de estas reformas-versus recortes, pero cuando le comentas que este 14 de noviembre habrá una forma de decir basta y es secundar la huelga general y ciudadana que se ha convocado, te contesta que ya le han robado la paga extra de Navidad, no le pagan parte de la antigüedad y le han aumentado la jornada y que, por tanto no va a regalarles ese día de salario a la administración.
 
Y que conste que hablo de personal docente porque es con el que trabajo y esto que cuento es real; me ha ocurrido esta semana pasada.
 
Esa misma persona cuando adujo sus razones, todas ellas muy respetables, por supuesto, le estaba poniendo precio a su dignidad.
 
Y digo esto porque esta huelga es mucho más que una huelga general. Se trata de una huelga ciudadana en la que debemos expresar nuestro BASTA YA A ESTAS POLÍTICAS DE MERCADO, de una forma alta y clara.
 
Esta convocatoria de huelga es, en realidad un pararle los pies a los miedos atávicos desatados en cada uno de los hogares golpeados de cualquier manera por la crisis económica y financiera.
 
Esta convocatoria de huelga es una convocatoria para recuperar la dignidad de ser una sociedad democrática y soberana que exige un anticipo electoral por haber sido engañada por un gobierno que ganó las elecciones con un programa, y que está aplicando todo lo contrario de lo que prometió.
 
Esta convocatoria de huelga es una llamada a la recuperación de la ilusión por cambiar las cosas, y una clara condena a las actitudes derrotistas que predican que las cosas no se pueden cambiar.
 
Esta convocatoria de huelga ha de ser seguida masivamente tanto en el aspecto laboral como en el de consumo, como en todos los posibles para que este gobierno tramposo y mentiroso que tenemos se entere de que no nos quedamos con los brazos cruzados, y que requerimos con urgencia una convocatoria electoral que nos permita elegir en libertad otros modelos de sociedad.
 
Esta huelga ciudadana va mucho más allá de una huelga general al uso, puesto que implica a quienes podemos secundarla porque todavía tenemos trabajo y a quienes pueden hacerla pese a estar en situación de desempleo, pero que reclaman un tratamiento digno a sus problemas de la índole que sean.
 
El viernes pasado otra señora se suicidó (y ya van dos) como consecuencia del desahucio del que iba a ser objeto. ¿Es éste el modelo de sociedad que queremos? ¿Podemos permitirnos que los bancos que han recibido millones de euros del erario público para ser rescatados sean quienes desahucien a personas que no tienen quien les rescate y les dejen en la calle o, como el caso del viernes, permitan que se suiciden?
 
¿Podemos permitirnos perder varias generaciones de talentos, investigadores o no, que se están marchando a otros países que les ofrecen unas posibilidades de trabajo y de crecimiento que aquí se les niega por una política de austeridad máxima que se está llevando por delante nuestro futuro? Y volvemos a hablar de muerte…
 
La dignidad de las personas no tiene precio. La seguridad de estar luchando cada día y con los medios que cada cual tiene a su alcance para salir de esta situación, es algo que ha de quedar grabado en nuestra conciencia cada noche cuando vayamos a descansar.
 
La superación de los miedos es un reto personal, pero también lo es colectivo, puesto la unidad en estos momentos es lo que nos puede ayudar a vencerlos.
 
La solidaridad en los aspectos más amplios ha de recuperar su espacio en nuestras vidas. Y que conste que hablo de solidaridad y no de caridad, que eso es otra cosa.
 
La generosidad en lo material, pero también en otros ámbitos ha de estar más presente que nunca en nuestras vidas, puesto que todas las personas tenemos algo que podemos regalar a quien está a nuestro lado y está en peor situación que nosotros.
 
El convencimiento de que sólo luchando por mantener los derechos heredados y conseguidos con la lucha de muchas personas que nos precedieron, nos permitirá mirar a nuestra infancia actual a los ojos y no sentirnos cobardes, porque nuestras luchas de hoy son sus derechos de mañana.
 
Evidentemente volveré a ir a la huelga este 14 de noviembre. No sólo porque estoy plenamente convencida de su necesidad, sino porque mi dignidad como mujer y como trabajadora me lo exige.
 
Me han robado derechos de ciudadanía que otras personas luchadoras que nos precedieron consiguieron, incuso con sus propias vidas y no quiero ni puedo permitir que sigan por ese camino.
 
El 14N pararé por mi dignidad como mujer y como trabajadora. El 14N pararé porque quiero recuperar la ilusión y darle la espalda a los miedos personales y colectivos.
 
El 14N pararé porque quiero mirar a los ojos de la juventud que últimamente me rodea, y ver en sus ojos la seguridad de que sus sueños son posibles.
 
El 14N pararé porque considero que esta huelga general y ciudadana es más necesaria que nunca.
 
El 14N pararé por solidaridad con quienes lo han perdido todo y pretenden, además, arrebatarles parte de su vida y de su dignidad.
 
El 14N pararé porque sólo unos servicios públicos y de calidad son una garantía de redistribución de la riqueza, y esta gentuza que nos gobierna quiere ponerlos en manos privadas para que esa riqueza no sea repartida y se concentre en poca manos.
 
El 14N pararé porque estoy harta, muy harta de la manipulación con la que pretenden tratarnos cada día, intentando vendernos la idea de que sus medidas son las únicas que nos sacarán de este atolladero, y es mentira.
 
El 14N pararé porque quiero recuperar los derechos que me han arrebatado con sus mentiras.
 
El 14N pararé porque quiero que se convoquen nuevas elecciones porque han engañado a la gente que les votó.
 
El 14N pararé porque creo que otro mundo, otra forma de salir de esta crisis es posible sin cargar sobre las espaldas de las personas más vulnerables el peso de las medidas que se están tomando.
 
Estos son algunos de los argumentos por los que secundaré la huelga de este miércoles 14 de noviembre. Hay más, muchos más, pero sin duda alguna el de más peso sigue siendo el primero: Mi dignidad como mujer y como trabajadora.
 
[email protected]
 
*Corresponsal en España. Periodista de Ontinyent.
 
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