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Analizan trabajadoras procesos de integración regional

Por María de la Luz González

Trabajadoras de América Latina y Europa manifestaron su rechazo a las políticas neoliberales porque su aplicación en el ámbito laboral ha «precarizado» las condiciones de trabajo, particularmente de las mujeres, además de profundizar la pobreza y la exclusión social.

Reunidas en el II Foro Internacional «Las trabajadoras frente a los modelos de integración regionales y los procesos políticos nacionales», demandaron un modelo alternativo de desarrollo económico, político y social que respete los derechos humanos e incluya a las mujeres y a las organizaciones sindicales.

Durante el foro se expusieron los casos de integración del Cono Sur y la Unión Europea que, en contraste con los acuerdos comerciales promovidos por Estados Unidos, han puesto énfasis no solo en el aspecto económico, sino en los impactos sociales y políticos.

Estela Díaz, integrante de la Coordinadora de Centrales Sindicales del Mercosur, sostuvo que, con esa integración, Argentina busca rectificar el camino de 20 años de aplicación de políticas neoliberales cuyos resultados han sido mayor pobreza, «precarización» laboral y exclusión social.

Recordó cómo el rechazo de los países integrantes del Mercosur fue decisivo para frenar el acuerdo para establecer el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que impulsa Estados Unidos.

Susana Florio, directora de la oficina de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), expuso los puntos positivos del modelo al que se han integrado 25 países de Europa y que, dijo, todavía es susceptible de mejorar, pues no es un esquema definitivo.

Destacó que el modelo cuenta con un esquema jurídico muy fuerte, tanto en conjunto como al interior de cada país, y que la Unión Europea tiene normas mínimas para el tema del trabajo que ha adoptado cada uno de los Estados integrantes.

El modelo reconoce además, claramente, que las asociaciones sindicales y empresariales como partes negociadoras en todos los acuerdos, impulsa una política de género e igualdad de oportunidades y todos los tratados que se firman ponen énfasis en el respeto a los derechos humanos y al Estado de Derecho.

La sindicalista reconoció que el esquema tiene puntos negativos, pues la globalización también ha impactado en la Unión Europea y muchas empresas han optado por salir de Europa e instalarse en mercados donde el trabajo es más barato, el sindicalismo no existe y no se respetan los derechos humanos.

Aunque no es un modelo para exportar, aclaró, sus principios están presentes en los acuerdos que está firmando la Unión europea con países del Mercosur, África y la región del Mediterráneo, en los que, a diferencia del TLCAN, la sociedad civil tiene un papel protagónico.

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