Inicio “Armas de fuego, peligrosas aliadas del patriarcado”

“Armas de fuego, peligrosas aliadas del patriarcado”

Por Alejandra Buggs Lomelí*
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Es preocupante y por demás polémica, la reciente iniciativa de reformas a la Constitución y la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos para que las personas puedan portar armas en su trabajo, en los servicios de autotransportes, así como en los traslados en automóvil, presentada por el senador del Partido Acción Nacional (PAN), Jorge Luis Preciado Rodríguez.
 
Es por esto que es necesario hablar de ella, mostrarla, para evitar que “por debajo del agua” y teniendo algunos espacios mediáticos como foros a favor, cobre fuerza y llegue a aceptarse, poniendo en riesgo a un gran parte de la población.
 
Es una iniciativa de ley que dista mucho de ayudarnos como sociedad porque nos vulnera profundamente, en especial a las mujeres, por diferentes motivos que revisaré más adelante.
 
Afortunadamente más de 20 organizaciones no gubernamentales han pedido al Congreso de la Unión que rechace esta iniciativa, basadas en la firme convicción de que esta situación no acabará con la violencia y definitivamente sí generaría más inseguridad y riesgo.
 
Aunque muchas personas pudieran pensar y creer, que armarse traerá más seguridad a sus familias, a sus propiedades y a la sociedad, la situación terminaría revirtiéndose dramáticamente, porque de una u otra manera muchas de estas armas caerían en manos de delincuentes.
 
Es importante debatir para deshacer esta iniciativa, que propone el senador Preciado Rodríguez y que va incluso contra uno de los principios básicos del PAN: la defensa de la vida, ¿no es así?
 
Portar armas de manera legal no es una solución efectiva, ya que se conjugan una cantidad de factores para su uso como la serenidad, el manejo y oportunidad, que en un momento de asalto u otro delito, se pierden por el efecto del factor sorpresa que acompaña a estos actos, por lo que su eficacia es relativa (1).
 
Este factor humano combina elementos importantes de naturaleza psicológica, que no deben tomarse a la ligera cuando se trata de convencer a la sociedad que para defenderse, lo mejor es utilizar un arma de fuego.
 
Es necesario rechazar esta propuesta de ley porque corremos el riesgo de aumentar la peligrosidad en vez de disminuirla, al mismo tiempo que se crea un mayor conflicto en la población, ya que siempre la única función de un arma de fuego es y será herir o matar.
 
Tenemos que tomar en cuenta los siguientes elementos psicológicos cuando de utilizar un arma se trata: las emociones, las capacidades, la motivación, las actitudes e incluso la estructura de personalidad de quien porta el arma.
 
La suma de estas variables se convierte en un grave peligro para quien utilice un arma, y muchas veces no precisamente en defensa propia, sino como respuesta a una necesidad y pensamiento mágico de vivirse como héroe o justiciero, que pocas veces se ve manifestada en las mujeres.
 
Existen motivos de mayor peso para reflexionar y contribuir a evitar que esta iniciativa, que el senador panista ve como una gran idea, no termine convirtiéndose en un gran negocio que vulneraría a toda la población, especialmente a las mujeres.
 
Entre estos motivos encontramos que de acuerdo con cifras del Observatorio Nacional de Violencia Armada y Género (OVAG), al mes 100 mujeres fueron asesinadas con arma de fuego de 2011 a 2013. Por otro lado, en América Latina existe 66 por ciento de homicidios, la cifra más alta en todo el mundo.
 
En México, 64 por ciento de los asesinatos en general han sido cometidos con armas de fuego; otro dato es que de 2011 a 2013 asesinaron a 49 mil personas con este tipo de arma, de los cuales 3 mil 764 fueron casos de feminicidio (2).
 
Cien mujeres son asesinadas al mes en nuestro país, es decir, que tres mujeres cada día son atacadas hasta matarlas, y de estos casos de feminicidio, dos se consuman en el hogar de la víctima, lo que nos permite nombrar y visibilizar una de las tantas formas que cobra la violencia de género.
 
Cualquier persona que por alguna razón tenga un déficit intelectual o una inestabilidad emocional, como el miedo y un mal manejo de la impulsividad, puede hacer un mal uso de un arma de fuego en sus manos, como las terribles y tristes formas que todas y todos conocemos por parte de policías supuestamente entrenados y en control de sus impulsos, en Estados Unidos, por ejemplo.
 
Un hombre violento con acceso a este tipo de arma, podría llegar a utilizarla contra aquella mujer a la que violenta día a día y al contar con el “permiso social” no dudará en utilizarla con el aval del sistema patriarcal.
 
Por todo lo anterior me parece importante, necesario e imperativo, se rechace esta riesgosa iniciativa para evitar la portación de armas en México.
 
Nuestra cotidianidad de por sí ya violenta, debe llevarnos a reconsiderar y rechazar la propuesta de armarnos, mejor será buscar fórmulas para encarar la delincuencia, la inseguridad, la discriminación y la violencia.
 
Ejercer violencia contra la violencia, generará más violencia, por lo que el camino de masificar las armas de fuego entre la población no es la salida más sensata, viable, ni adecuada.
 
Estoy consciente que no es tarea sencilla, pero no es imposible que juntas y juntos pensemos en maneras de contribuir a crear relaciones de paz y un modelo basado en la armonía, el respeto y la justicia, en lugar de incitar a la población a la violencia, replicando modelos de relación que no pertenecen a nuestra cultura y por tanto a nuestro país.
 
Exigiendo a los gobiernos nuestro derecho a la seguridad y protección, creando programas de seguridad que realmente funcionen.
 
A través de estas líneas pretendo compartir con las lectoras y los lectores, mi contribución para sumarme en contra de esta terrible y peligrosa iniciativa.
 
Agradezco a Lourdes Godínez Leal, coordinadora de Información de la agencia Cimacnoticias, por llamar mi atención hacia la visibilización de este tema, que no podemos ni debemos minimizar por el profundo peligro que representa.  #NoMasBalas
 
(1) Antoni Andrés Pueyo
(2) Datos tomados de http://www.casede.org/
 
*Directora del Centro de Salud Mental y Género, psicóloga clínica, psicoterapeuta humanista existencial, y especialista en Estudios de Género.
 
16/ABL/AMS
 

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