La democracia en México tiene una «gran deuda» con las mujeres en materia de participación política y en la falta de una ciudadanía plena con equidad de género, afirmaron hoy diputadas federales, dirigentes de grupos civiles y académicas.
Las participantes en la mesa de medios y género organizada por la Fundación alemana Friedrich Ebert y Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), sostuvieron que de cara a los comicios del 2006 el movimiento feminista debe hacer alianzas con legisladoras y dirigentes de partidos, para impulsar una mayor presencia de mujeres comprometidas con la equidad en cargos de elección popular.
La directora de Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, Orfe Castillo, dijo que frente al 2006 las mujeres tienen el reto de incrementar la presencia femenina en el Poder Legislativo, pero sobre todo de «transformar la práctica parlamentaria y la política en general» para erradicar la discriminación que padecen las mexicanas en el ámbito público.
Denunció que en todos los partidos políticos «no existe el ánimo» para cumplir con las disposiciones del código federal electoral, para que las mujeres ocupen al menos 30 por ciento de candidaturas titulares a cargos de elección.
Aunque tras los comicios federales del 2003 hubo avances sustantivos en la presencia femenina en la Cámara de Diputados, al pasar de una representación de 16 por ciento en la pasada Legislatura a 22.6 al inicio de la presente, el mundo de la política sigue siendo masculino y excluyente hacia las mujeres.
Ahora que fuerzas conservadoras ocupan espacios en el poder federal, se deben revisar e impulsar nuevos pactos entre mujeres de la sociedad civil y legisladoras para alcanzar la equidad entre los sexos, sostuvo.
La profesora y coordinadora del Grupo Interdisciplinario sobre Mujer, Trabajo y Pobreza (Gimtrap), Dalia Barrera Bassols, afirmó que «la testosterona sigue gobernando en la política», al hacer un recuento de la «misoginia» y «brutal atraso» que padecen las mujeres que participan en la gestión municipal.
Lamentó que de dos mil 435 municipios que hay en México tan sólo en el 3.5 por ciento hay alcaldías femeninas, al interior de los partidos políticos se ejerce un «machismo terrible» contra las militantes al limitar y criticar su participación, mientras que el ámbito nacional «quieren dar una buena imagen» a favor de la equidad de género.
Dijo que de cara al 2006, la equidad en la participación política de las mexicanas debe impulsarse «desde abajo», y propuso una reforma al Cofipe y a los códigos electorales de los estados, para que se garanticen cuotas de representación femenina en los cargos municipales.
La diputada Malú Micher del Partido de la Revolución Democrática (PRD) dijo que a pesar de lo difícil del panorama para la participación política de las mujeres, no descarta que haya una candidatura femenina a la presidencia en el 2006, aunque no precisó nombres ni por qué partido.
Se pronunció por reformas constitucionales y en los estatutos partidistas para que en las postulaciones haya equidad, y se prohíba «la herencia del poder» entre cónyuges y familiares, al referirse a la senadora de su partido Maricarmen Ramírez, quien aún aspira a gobernar Tlaxcala pero fue revocada su candidatura por ser esposa del mandatario estatal saliente Alfonso Sánchez Anaya.
Aclaró que si bien es cierto que una mayor presencia femenina en los poderes públicos no garantiza una «conciencia de género», es muy criticable la «misoginia» que prevalece en el ámbito político y periodístico.
En particular del diario Reforma, que descalifica y condena para siempre a mujeres del poder «que cometen errores» como Rosario Robles, acotó.
Dijo que el PRD en la Cámara baja pugnará por alianzas con diputadas de oposición para que las legisladoras ocupen más presidencias de comisiones, y contrarresten así la visión ultraconservadora de mujeres panistas en iniciativas de ley.
2004/RM/LR
