Con el fin de hacer visibles los efectos injustos de la actual legislación laboral de Colombia en relación con los derechos de las mujeres, la ONG Corporación CACTUS lanzó la campaña nacional Comercio con justicia: Mis derechos no se negocian.
La iniciativa hace frente a la última reforma laboral que promovió el actual presidente Álvaro Uribe con la ley 789 de 2002, particularmente porque esta norma amplió la jornada laboral diurna en 4 horas (lo cual eliminó el pago de las horas extras) y porque redujo un 25 por ciento el pago dominical.
Para poder concretar la campaña, CACTUS constituyó una coalición de más de 57 organizaciones sindicales, de mujeres, de derechos humanos y de desarrollo en todo el país. Además, tiene el apoyo de la organización Oxfam Internacional, que promueve en otros 11 países del mundo la necesidad de evidenciar cómo las normas y prácticas del comercio internacional afectan la vida de las mujeres trabajadoras en las grandes cadenas de producción global.
Esta ONG colombiana ha impulsado varias actividades, como talleres de formación con mujeres trabajadoras; conciertos de lanzamiento de adhesiones; difusión de la campaña en el medio académico y ante los medios de comunicación y recolección de 15.000 firmas en todo el país con la solicitud de revisar la reforma laboral.
Además, ha alentado la participación en espacios nacionales e internacionales de discusión sobre el comercio internacional, como el Foro Social Mundial de Porto Alegre, las rondas paralelas de la sociedad civil frente a la negociación del TLC Andino Estados Unidos, la IV Cumbre de las Américas y la III Cumbre de los Pueblos.
– ¿Por qué si la reforma a la ley laboral colombiana afecta a todos los trabajadores dicen que las mujeres son las más perjudicadas?
«Porque en Colombia, como en el resto de América Latina, las mujeres reciben salarios menores, en promedio, a los de los varones (20 por ciento); porque siguen estando ocupadas mayoritariamente en sectores de la economía donde los ingresos tienden a ser menores (sector servicios, 70.3 por ciento de mujeres) y aún dentro del mismo sector económico, en rangos de ocupación más bajos», dice Angélica Chaparro, coordinadora de la campaña.
«Estas condiciones se dan en medio de una tendencia creciente a la jefatura de hogar femenina (29 por ciento en 2003). Además, las mujeres siguen siendo las responsables del trabajo doméstico no remunerado, fundamental para la subsistencia de la familia y la sociedad, pero no se incluye dentro de las cuentas nacionales ni es valorado socialmente», afirmó.
– ¿Qué hace la campaña para influir en los legisladores, quienes, finalmente, son los que pueden modificar la ley?
«Hemos diseñado cuatro estrategias de campaña que se complementan y fortalecen en esta labor de incidencia: movilización e información a la opinión pública en fechas clave, con realización de talleres de formación para mujeres trabajadoras y vinculación con celebridades; cabildeo ante Congreso y gobierno mediante reuniones y debates con diversas autoridades; investigación temática mediante encuestas con mujeres trabajadoras, y fortalecimiento de las organizaciones mediante las alianzas y mecanismos como el manejo de los medios de comunicación.
En la investigación llevada a cabo por CACTUS se encontró que las mujeres están recurriendo a actividades complementarias en la informalidad para completar el ingreso mensual que dejaron de percibir por recargo nocturno de horas extras. También, que han disminuido gastos como cuidado personal y ahorro, y además los básicos, como vivienda, salud y educación, después de la aplicación de la reforma.
Igualmente, se encontró que 97 por ciento de las encuestadas sigue dedicando parte de su tiempo diario a las tareas de trabajo doméstico no remunerado. Al sumar la jornada de trabajo formal con las actividades complementarias y el trabajo doméstico no remunerado, se hallaron jornadas de trabajo de hasta 16 horas. Por eso se concluyó que, con la reforma, las mujeres colombianas están trabajando más y ganando menos.
06/AN/YT
