Inicio El «Pollero Chino», la opción para inmigrantes orientales en México

El «Pollero Chino», la opción para inmigrantes orientales en México

Por Miriam Ruiz

Se identifica a sí mismo como «el Pollero Chino», y desde que fue despedido de un banco, donde laboró durante más de 10 años, se dedica a legalizar documentación de inmigrantes chinos en México, a razón de 10 mil pesos por cabeza.

Su clientela, según investigación de CIMAC, llega vía Hong Kong, donde previamente pagan el equivalente a 50 mil pesos (alrededor de cinco mil 500 dólares estadounidenses) para ingresar a México.

El «pollero», palabra con la que se conoce a los traficantes de personas, describe que los chinos y las chinas, cuando no pretenden cruzar a Estados Unidos, buscan trabajo en las principales ciudades de México por lo que él les ayuda a obtener una nueva identidad: acta de nacimiento, cartilla militar, entre otros documentos.

Del total de solicitudes recibidas por el Instituto Nacional de Migración (INM) entre enero y diciembre del 2001 , el 2.4% de rechazos (126) correspondió a personas chinas.

Más allá de la ley, «el Pollero Chino» tiene hoy un negocio que le permite viajar al extranjero –Estados Unidos o China– y sentirse exitoso ante sus amistades.

«El Pollero Chino» es únicamente un eslabón en la cadena del creciente tráfico de personas, que por su rentabilidad y sofisticación al operar, obligó a los gobiernos a reunirse del 12 al 15 de diciembre del 2000 para firmar la Convención contra el Crimen Organizado, así como el Protocolo Opcional de Tráfico de Personas, especialmente Mujeres y Menores.

En esa reunión, México fue uno de los primeros países en adherirse al Protocolo Opcional, a través de representantes de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) en la tradicional capital de la Cosa Nostra, la ciudad italiana de Palermo.

Sin embargo, el gobierno mexicano aún no ratifica esos instrumentos internacionales que dan lineamientos para combatir este negocio que en el mundo mueve entre cinco mil y siete mil millones de dólares, según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Aunque se carece de la dimensión del problema nacional, tan sólo en Chiapas operan 52 bandas con la capacidad de falsificar documentos, con estructuras clandestinas que permiten ubicar sólo a los operadores, pero no a las cabezas de las redes, así como extorsión en todos los niveles, explica el Centro de Investigaciones Económicas y Políticas de Acción Comunitaria (CIEPAC).

El estudio de Peter Stalker sobre migrantes y globalización de la OIT llama la atención sobre el impulso que el flujo ilegal de trabajadores provoca en el mercado de documentos falsificados, que los chinos compran también en Corea y en Japón.

Las presiones sociales y políticas que se generan cuando las comunidades se tornan reacias a la llegada de inmigrantes, continúa el estudio, si bien no reducen el número de personas que llegan a un país, sí afecta a las pautas de migración.

En particular, dice Stalker, «propicia la aparición de una ‘industria de la migración’, actividad comercial con ánimo de lucro que ayuda a los migrantes a conseguir visados, transporte y empleo».

       
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