En América Latina y el Caribe, solamente entre el 20 y 30 por ciento de niñas y niños con discapacidad asiste a la escuela. Además, en el caso de México, menos del 10 por ciento de las escuelas son accesibles para los menores, informó hoy el Banco Mundial (BM).
En un comunicado de prensa, el organismo internacional, hizo un llamado a fortalecer la cooperación y las alianzas para ofrecer oportunidades a los más de 600 millones de discapacitados en el mundo, de los cuales 400 millones viven en países en desarrollo.
En la región, existen 50 millones de personas que tienen alguna discapacidad; 82 por ciento de ellas vive en la pobreza; menos del 20 por ciento cuenta con seguro médico, y entre el 80 y 90 por ciento, carece de empleo.
En el rubro de educación, solamente entre el 20 y 30 por ciento de menores con discapacidad asisten a la escuela en América Latina y el Caribe.
La escasa asistencia deriva de una severa falta de transporte, capacitación del magisterio y acceso a una infraestructura escolar adecuada.
El reporte del BM establece que en el rubro de empleo, en el caso mexicano, el 75 por ciento de la población con alguna discapacidad ni tiene oportunidad en el campo laboral. Mientras que en Argentina aumenta a 91 por ciento.
En lo que se refiere a servicios de salud, la mayoría de las personas con discapacidad en la región carecen de acceso de esos servicios, e incluso, no disponen de acceso físico a los edificios que los albergan.
Las personas, de acuerdo con el BM, con alguna discapacidad suelen verse excluidas de manera generalizada de la vida social, económica y política de la comunidad, ya sea por la estigmatización o por la falta de consideración de sus necesidades en el diseño de políticas, programas y servicios.
Para el BM, la discapacidad es el resultado de la interacción entre personas con diferentes niveles de funcionamiento y un entorno que no toma en cuenta tales diferencias. Dicho de otra manera, las personas con limitaciones físicas, sensoriales o mentales suelen ser discapacitadas, no debido a afecciones diagnosticadas, sino a causa de la exclusión.
Esta discriminación, concluye el organismo internacional, se traduce en pobreza y ésta, en lo que constituye un círculo vicioso, aumenta la discapacidad al incrementar la vulnerabilidad de las personas ante problemas como la desnutrición, las enfermedades y condiciones de vida y trabajo seguras.
2004/RGL/SM