Celia Cervantes Ordaz, oriunda de Misantla, Veracruz, dejó el magisterio hace dos décadas. Desde entonces es partera y hoy, su labor fue reconocida al obtener el primer lugar del III Concurso Nacional en Maternidad Sin Riesgos promovido por la Secretaría de Salud y el Comité Promotor por Una Maternidad Sin Riesgos en México, presidido por María del Carmen Elú.
Sin embargo, su tarea no es nada fácil. Al igual que ella, cientos de parteras en las zonas rurales tienen que sortear diversos factores para cumplir con su tarea, entre los que se encuentran la pobreza, la falta de recursos humanos e infraestructura, así como a las costumbres de la población, la ausencia de un transporte y lo alejado de las comunidades.
Con poco más de 36 años como partera Celia, evoca: «me inicié a los 22 años».
Recuerda lo difícil que fue al principio de su labor, la atención de las mujeres de la comunidad de Tenochtitlán, pues hace más de dos décadas en ese lugar no había luz, pavimento, vías de transporte o comunicación.
El Municipio de Tenochtitlán se encuentra ubicado en la Sierra Madre Oriental de Veracruz, de ahí que para llegar a la clínica de salud más cercana habrá que recorrer hasta tres horas o cuatro horas.
Celia tiene nueve hijos y muchas ganas de seguir aprendiendo en los programas de capacitación de Arranque Parejo: «En las capacitaciones siempre me siento hasta adelante para ver qué más aprendo». A sus 29 años Martha Fabiola Velasco Gordillo, ya ha decidido que quiere continuar ayudando a las mujeres de la zona en sus embarazos y ha atendido diversos partos.
Ella es médica y actualmente responsable del Centro de Salud en un municipio tzeltal de Chiapas. Para ella, el lenguaje ha sido una barrera importante pero no definitiva para acercarse a las mujeres.
Es más, refiere que incluso ya se viste igual que las otras mujeres de la comunidad, con su traje típico, y sus hijos también visten como los otros niños ya que eso ha funcionado para generar un clima de confianza con las mujeres.
Lamentó que la muerte materna continúe rondando a los estados del sur-sureste principalmente, sin embargo confía en que con sus conocimientos contribuya a salvar la vida de las mujeres de su comunidad quienes tienen que recorrer aproximadamente dos horas y media para llegar a una clínica de salud.
Fabiola recibió también reconocimiento del segundo lugar, por su trabajo en las comunidades para combatir la muerte materna.
Luis Pineda Castillo es técnico en salud, colabora con el doctor Ricardo Pimentel en el Centro de Salud de San Isidro La Laguna, en el municipio de Otón el Blanco, en Quintana Roo.
La comunidad en la que viven está conformada principalmente por refugiadas y refugiados guatemaltecos. De los 776 habitantes, poco más de la mitad son mujeres, por lo que acercarse a ellas ha sido el doble de complicado que para Fabiola o Celia.
Tanto Luis como Ricardo dijeron que las ideas de la población están muy arraigadas, toda vez que para las mujeres no está bien visto que un hombre las revise. Debido a ello, han tenido que crear redes con parteras quienes son en primera instancia quienes ven a las mujeres para que a través de ellas el médico las pueda asistir.
Gracias a ello, ambos comentaron que las mujeres se han acercado a revisión, ya se cuidan más. Sin embargo refieren que el factor económico continúa siendo un impedimento para que muchas acudan al médico.
Ricardo y Luis Enrique recibieron el tercer lugar por su trabajo con la comunidad.
En México actualmente mueren al menos mil 250 mujeres al año por problemas relacionados con el embarazo, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud (SS).
Los reconocimientos se entregaron en el auditorio Miguel Bustamante de la Secretaría de Salud. Además de María del Carmen Elú, acudieron Roberto Tapia Conyer, subsecretario de prevención y promoción de la SSA y Pilar Muriedas, de Salud Integral Para la Mujer (SIPAM), entre otros.
2004/LG/GV/SM
