Jennifer A. Cooper, investigadora del área de salud y trabajo en el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM, exigió al secretario del Trabajo, Carlos Abascal y a dirigentes sindicales se pronuncien públicamente con respecto al hostigamiento sexual que sufren las mujeres en el ámbito laboral.
Al ser entrevistada durante la presentación de la guía «Hostigamiento sexual y discriminación» en la Casa Universitaria del Libro, la coordinadora de este texto ofreció enviar un ejemplar al titular del Trabajo para que cuente con una herramienta que coadyuvaría a erradicar esta práctica común que sufren las mujeres en los centros de trabajo.
La guía ofrece la posibilidad de crear mecanismos al interior de los diversos ámbitos laborales para que gente capacitada pueda investigar los casos de hostigamiento sexual en forma imparcial, sistema que hoy no existe en ninguna oficina de gobierno y que podría constituirse en un órgano de vanguardia.
Cooper destacó que una política interna en este sentido evitaría procesos penales que desalientan las denuncias de las mujeres debido a que no existen testigos, se culpa a la víctima y no se respeta la confidencialidad.
Y agregó que el hostigamiento sexual envenena el ambiente de trabajo, por lo que es responsabilidad de empresas y sindicatos contar con normatividad que elimine esta práctica.
Algunos casos de acoso sexual no ameritan de un juicio penal, señaló, no obstante tienen consecuencias graves en el lugar de trabajo por lo que la guía emite recomendaciones para el problema y permitir a las trabajadoras principalmente, conservar su fuente de empleo.
La economista consideró que regresar a las mujeres al hogar –como lo propuso en su oportunidad Carlos Abascal– no soluciona la problemática de las trabajadoras, ni detiene prácticas comunes, tal como el acoso sexual.
A pesar de que la población económicamente activa (PEA) femenina ha crecido, hombres y mujeres no desarrollan trabajos iguales y los estereotipos prevalecen: por ejemplo, cinco por ciento de los ingenieros en México son mujeres y ocho por ciento de la planta de enfermería son hombres, lo que tiene que ver con la identidad de género que perpetúa la segregación ocupacional.
Marta Torres, investigadora del Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer (PIEM) en el Colegio de México (Colmex) al comentar sobre «¿Esto es cosa de hombres?» y «Sexualidad y género en el ámbito laboral» guías elaboradas por Cooper que también fueron presentados, expuso que también las estudiantes universitarias son víctimas del acoso sexual.
Indicó que investigaciones entre estudiantes de Derecho en la UNAM revelaron que 80 por ciento de los encuestados aceptan el hostigamiento sexual mientras que otros estudios indican que 91 por ciento de las mujeres han sufrido acoso de este tipo. Por ello, consideró que las reformas al Código Penal difícilmente sirven para erradicar una práctica que cuenta con la tolerancia social.
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