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Género, raza y clase contribuyen a las desigualdades

Por Soledad Jarquín Edgar

Género, raza y clase se entretejen para una mayor subordinación de las mujeres, que con base en una diferencia sexual se ha situado históricamente en una posición desigual respecto al otro, diferencia que debería eliminarse, propuso hoy la académica y feminista Gloria Careaga.

En el tercer día de trabajos del Primer Congreso Nacional de Políticas Públicas y Diversidad Cultural: Étnica y Género, organizado por el Instituto Michoacano de la Mujer, la académica afirmó que el racismo de género se extiende más allá de la raza negra, además de que existe la tendencia de aparentar que en nuestros países no hay racismo.

Al presentar su ponencia Diversidad Cultural y Género, Careaga destacó que ha sido el movimiento de mujeres, con todas sus expresiones, el baluarte principal para el reconocimiento de la sociedad plural y la construcción de una efectiva democracia, que dé lugar y protección a todos los seres humanos.

La ex secretaria académica del Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) indicó que la problemática de raza y de etnia, articulada al género y la clase, es un aspecto que cobra fuerza sobre todo en los feminismos latinoamericanos, porque las mujeres negras e indígenas han dado muestra de formas de organización y de reivindicación de su cultura, su lengua y sus derechos.

Ante cerca de 200 mujeres y hombres de distintos países, estados y grupos étnicos de Michoacán, reunidos en el salón Morelos de la Casa de Gobierno, Careaga consideró que la construcción de una fórmula política que dé cabida a todas la demandas de los sectores subordinados está atravesada por la reconsideración del papel del Estado y un cambio general de la sociedad, respecto a la idea de nación representativa y homogeneizada.

La también psicóloga social destacó que el movimiento de mujeres ha tenido una amplia participación política y social, aunque «estamos lejos de lograr la equidad entre mujeres y hombres», sin embargo son importantes sus aportes específicos para impulsar el cambio cultural que contribuya a la transformación social.

Careaga recordó que como sistemas simbólicos, las diferencias raciales y de género, «son ideologías contemporáneas dominantes que influyen en la cultura, política y economía de Latinoamérica y el Caribe», impactan de manera negativa a las mujeres y sin embargo se convierten en «naturales», y no visibilizar las consecuencias del sexismo contribuye a ocultar formas actuales.

El reto, agregó la ponente, se centra aún en el reconocimiento del papel desempeñado por mujeres de distintas épocas y culturas en la construcción de esta sociedad, sus rupturas, sus aportes, sus luchas, «pasar de una concepción universal del mundo como masculino, para mirarlo desde lo masculino-femenino, que nos reconozca y nos respete, a mujeres y a hombres».

La académica y autora de diversas publicaciones indicó que el feminismo que incorpora la raza como constitutiva del género, provee herramientas analíticas no sólo para entender las experiencias de las mujeres negras e indígenas, sino para todas las mujeres y hombres.

En ese sentido, añadió, es necesario comprender los verdaderos problemas de la desigualdad de las mujeres de distintas culturas, y recalcó que una actitud «protectora» de las mujeres desde una mirada occidental, además de mostrar una gran miopía, está relacionada con interiorizados mecanismos coloniales y con su sentido de superioridad.

Por ello, Careaga propuso identificar de manera colectiva los problemas y estrategias para enfrentarlos, exige del desarrollo de una sensibilidad y de adquirir las herramientas para conocer esas otras preocupaciones, a partir del conocer otras culturas, y los distintos niveles de desarrollo.

La subordinación de la mujer en los grupos más desprotegidos está condicionada por los elementos socioeconómicos, dijo la académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, quien apuntó que la abolición universal será posible en la medida en que se integre a la mujer al trabajo, se combata el analfabetismo y se mejore su estatuto social.

Por último, apuntó que se han agudizado las expresiones racistas y xenófobas, tanto en países pobres como industrializados, vinculado al peso de los fundamentalismos religiosos y políticos y a la instalación de modelos económicos neoliberales cuyas consecuencias han sido nefastas, y exacerbados en contra de las mujeres, sobre quienes se ejerce todo tipo de violencias, de hecho y simbólicos.

04/SJ/GM

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