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La propuesta de Bush debería mejorar condiciones sociales

Por Soledad Jarquín Edgar

La propuesta del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en el sentido de ofrecer visas temporales de trabajo no es un acto de buena voluntad, pero debería mejorar la condición de miles de connacionales que emigran a ese país en busca de oportunidades, señalaron diversos sectores.

La presidenta del Grupo de Estudios de la Mujer Rosario Castellanos, Ximena Avellaneda Díaz, dijo que difícilmente se podría creer en la «buena voluntad» del gobierno estadounidense respecto a mejorar las condiciones de los migrantes mexicanos en ese país.

Se trata, explicó la feminista, de un pronunciamiento que tiene que ver con un proceso electoral y que no representará ninguna mejoría de la condición social en materia de educación y salud, menos aun en cuanto a sus derechos laborales.

Avellaneda Díaz, quien ha realizado diversas investigaciones sobre la vida de las mujeres migrantes, señaló que en Oaxaca salen igual número de mujeres que de hombres, «lo que habla de una rapidísima feminización de este fenómeno social en los últimos 15 años».

Las mujeres –agregó- siguen siendo las responsables de las hijas e hijos, de ahí que envían recursos para su manutención o son ellas quienes tratan de cruzar la frontera con los menores, que muchas veces también ingresan al mercado laboral.

Por ello planteó que la feminización del fenómeno migratorio no radica sólo en el número de mujeres que salen de sus comunidades sino en muchos otros sentidos, pues «llevan con ellas las cargas laborales más pesadas, limitan su desarrollo laboral además de gastar más dinero en el cuidado de los menores».

Por ello, lamentó que la adquisición de los derechos laborales y sociales de las y los inmigrantes mexicanos quede otra vez supeditado a un proceso electoral, porque cuando éste termine las cosas volverán al mismo sitio.

Refirió que la propuesta es una historia que ya conocemos y que nos debería obligar a mirar lo que sucedió en los años 40 y 50 del siglo pasado, cuando migraron miles de hombres a través del Programa Bracero, sin generar ningún tipo de beneficio social y el dinero que les descontaron nunca les fue retribuido.

Es preocupante, puntualizó, que Estados Unidos intente otra vez una entrada controlada de los migrantes en periodos en los que necesitan mano de obra barata, sin acumular derechos laborales que representen mejoría a su condición social.

LA OTRA CARA

Entrevistados vía correo electrónico, el presidente de la Federación de Organizaciones y Comunidades Indígenas en California, Gustavo Santiago Márquez, y la periodista Mireya Olivera Fernández, coinciden en la necesidad de consultar a los inmigrantes que residen en Estados Unidos y descartaron que haya confianza en la propuesta.

Santiago Márquez afirmó que la opinión generalizada de quienes luchan por los derechos de migrantes en ese país buscan que «no sea un programa bracero disfrazado», y recalcó que primero debe legalizarse la situación de los miles de mexicanos que trabajan en ese país.

En lo personal, añadió, la propuesta de Bush tiene que ser enriquecida con la opinión de todos los que están inmiscuidos en el tema tanto en México como en Estados Unidos.

Originario de la comunidad de Cuílapam de Guerrero, en la mixteca oaxaqueña, recalcó que no se puede estar de acuerdo con una política que sólo crea falsas expectativas, como sucedió con la Ley SB-60 que permitía a los inmigrantes obtener licencias de manejo y que finalmente fue revocada.

La propuesta de Bush pone en riesgo la dignidad de los migrantes y sólo tiene fines electorales para ganar el voto latino; el tema debe tratarse, pero no bajo esa condición, advirtió el dirigente oaxaqueño radicado desde hace más de dos décadas en Los Angeles.

Un presidente, añadió, no puede decir que dará visas para que los mexicanos hagamos el trabajo que los norteamericanos no quieren seguir haciendo.

Por su parte, Mireya Olivera, quien es periodista de profesión, y radica también en Los Ángeles desde hace poco más de cinco años, apuntó que la propuesta de Bush tiene sobre sí la sombra del programa Bracero.

Olivera, quien como muchas otras mujeres de su comunidad ubicada en el Valle de Etla emigró en busca de un mejor futuro y es una de las pocas personas que ejerce la profesión que estudió, afirmó que es necesario consultar a los migrantes.

Es obvio, añadió, que no quieren escucharlos, y apuntó que la propuesta de Bush perpetuará el rol que las y los trabajadores migrantes han desarrollado: desechables y de segunda.

Cifras oficiales señalan que cada año emigran del estado de Oaxaca rumbo a Estados Unidos alrededor de 300 mil oaxaqueñas y oaxaqueños.

04/SJE/GMT

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