Al iniciar el más aguerrido Parlamento de Mujeres, en su sexta edición, se abrió a firma un nuevo Código de Civilidad Política entre mujeres que pone en el centro la igualdad, el respeto y la sororidad, es decir el reconocimiento solidario entre mujeres.
El código demanda una nueva forma de liderazgo femenino, que elimine los mitos de las mujeres en la política al proponer que estos liderazgos sean «no masculinizados», democráticos, incluyentes e independientes, al llamar a las mujeres a deslindar las cuestiones personales del avance profesional y «no servirse del poder».
El documento fue elaborado por 18 legisladoras que conforman la Comisión Bicameral organizadora de este sexto Parlamento, con la colaboración de las feministas Marcela Lagarde, Alicia Elena Pérez Duarte y Cecilia Loría, entre otras.
En ese sentido, destaca la necesidad de reconocer las experiencias de otras mujeres, uno de los pilares de la sororidad.
Las firmantes del documento se comprometen a empezar por su propia casa, al afianzar sus derechos en primera persona, incluyendo el autorrespeto y autovaloración, así como la liberación de ataduras y prejuicios.
Se comprometen también a respetarse mutuamente y trabajar en conjunto para construir el ejercicio de derechos y ciudadanía, así como a establecer relaciones de cooperación con los hombres.
Al presentar el nuevo código ético en la Cámara de Diputados, la senadora poblana Lucero Saldaña lo consideró «como compromiso primordial con nosotras mismas para reconstruir y construir nuestra propia historia».
Y «para que pueda constituirse como práctica ética de convivencia básica, y de base para desarrollar una conciencia política que favorezca el avance de las mujeres en los espacios públicos.»
04/MR/GMT/SM