Inicio Paraguay podría ser gobernado por una mujer

Paraguay podría ser gobernado por una mujer

Por la Redacción

Con el apoyo del presidente Nicanor Duarte, unas 100 mil mujeres paraguayas se preparan para escalar al más alto peldaño del poder político en las elecciones de 2008.

La capacitación comenzará de inmediato en el Centro de Liderazgo Femenino, una instancia de la Secretaría de la Mujer del país sudamericano que cuenta con el apoyo del Tribunal Superior de Justicia Electoral.

El Centro enseñará a las mujeres cómo romper las barreras que les impiden acceder a espacios de decisión, al tiempo que fomentará valores democráticos, actitudes y habilidades útiles en la construcción de una sociedad más equitativa.

La ministra de la Mujer, María José Argaña, indicó que la apertura de esa escuela responde a las recomendaciones de conferencias internacionales como la de Pekín (1995) y la Convención de Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, de acuerdo con información proporcionada por PL/MUJER.

En una primera fase, 44 organizaciones serán beneficiadas con mil becas; entre ellas, los seis partidos políticos con representación parlamentaria, organizaciones femeninas, instituciones públicas y las 17 gobernaciones del país.

Igualmente, recibirán cupo los ministerios de Educación, Salud, Hacienda, Industria y Comercio, Defensa, Justicia y Trabajo; las secretarías de Acción Social, Turismo, Técnica de Planificación, Niñez y Adolescencia, así como ambas cámaras del Congreso y el Poder Judicial.

Pese a constituir casi la mitad de la población, la proyección social y política de las mujeres no había sido proporcional a su notable aporte al país en tiempos de conflictos y de paz hasta la llegada del actual gobierno.

Desde su arribo al poder en agosto de 2003, Duarte respaldó los esfuerzos de la mujer por abrirse paso y contribuir al desarrollo social, político y económico de la nación. De hecho, nueve mujeres dirigen importantes frentes de su gabinete: la Cancillería (Leila Rachid), el Banco Central (Mónica Pérez), el Ministerio de Educación (Blanca Ovelar) y el de Salud Pública (María Teresa León).

También dirigen el Ministerio del Turismo (Evanhy de Gallegos), de Acción Social (Judith Andrasco), de la Niñez y Adolescencia (Victorina Espínola de Ruiz Díaz ), y de Planificación (Julia Maciel).

En la Dirección Nacional de Aduanas, otro rubro fundamental en el país -recuérdese las constantes denuncias de contrabando- el jefe de Estado colocó a Margarita Díaz de Vivar, quien aseveró recientemente que mientras tenga ese cargo combatirá la corrupción cada día más. Su actitud -que nada tiene que ver con la Margaret Tatcher- hace que ya se le conozca con el seudónimo de «la Dama de Hierro».

En este período, las mujeres conquistaron el derecho al voto, la patria potestad compartida, la cuota de participación femenina en todas las elecciones, y las leyes sobre salud sexual y contra la violencia. No obstante, tienen menos avances en otros aspectos, como la representación en el Parlamento (apenas llega al 10 por ciento).

En Paraguay, donde las mujeres constituyen la mitad de la población (49,6 por ciento), más del ocho por ciento son analfabetas; cerca del 30 por ciento da a luz en sus casas y más de 80 por ciento son víctimas de abuso sexual.

Asimismo, de los 10 candidatos presidenciales que participaron en los comicios generales de 2003, sólo una era mujer, mientras que en la lista de senadores (45) había cuatro representantes femeninas.

Cabe señalar, asimismo, que n la historia política contemporánea de esta región, sólo cinco mujeres alcanzaron la máxima jerarquía de gobierno: María Estela (Isabel) Martínez de Perón, en Argentina (1974-1976); Lydia Gueiler Tejada, en Bolivia (1979); Violeta Barrios de Chamorro, en Nicaragua (1990-1997); Ertha Pascal Trouillot, en Haití (1990); y Mireya Moscoso, en Panamá (1999-2004).

En la mayoría de los casos, los triunfos tuvieron que ver más con el capital político heredado de sus familiares que de la propia popularidad. Curiosamente, casi todas tuvieron esposos gobernantes.

*La autora es la jefa de la Redacción de Sudamérica de Prensa Latina.

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