Con poca esperanza de alcanzar justicia después de dos años, llegaron hoy a Gujarat, India, familiares de las víctimas de la masacre de musulmanes en la que por lo menos 250 mujeres fueron violadas y quemadas vivas por las fuerzas hinduistas locales.
El 27 de febrero de 2001, 59 personas de religión hindú fueron asesinados en un tren en Godhra, del occidental estado de Gujarat, lo que desató la mayor ola de violencia contra la población musulmana, con un saldo de dos mil personas muertas, de las cuales por lo menos 250 fueron mujeres asesinadas con violencia sexual.
No existen cifras confiables de cuantas mujeres hindús o musulmanas fueron violadas en medio de los conflictos de tinte religioso y político, pero de acuerdo con un informe de la organización Citizen’s Initiative, casi en todos los albergues había víctimas o testigos de estas agresiones contra mujeres.
Se documentaron de manera oficial algunos casos en que los asesinos abrieron los vientres de las embarazadas.
Por lo anterior, Amnistía Internacional (AI) exhortó a la comunidad internacional para presionar al gobierno de la India y «asegurarse de que la justicia y la reparación llegue eventualmente a las víctimas», para quienes el camino a la justicia está empantanado por deficientes investigaciones policiacas.
La policía gujaratí no registró los casos o lo hizo en una manera inadecuada, diluyó los cargos contra los acusados u omitió sus nombres en las quejas, entre otras irregularidades, por lo que la mitad de las cuatro mil averiguaciones policiacas se cerraron por falta de evidencias, lamentó la organización mundial de derechos humanos.
La policía explicó entonces a la prensa internacional que no podía levantar cargos contra personas en lo individual porque la violencia generada en los disturbios no puede desglosarse en delitos específicos como violación o asesinato.
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