Madres de las jóvenes asesinadas o desaparecidas en la norteña Ciudad Juárez temen que la atracción de 14 casos por la justicia federal sea inútil para aclarar los homicidios, ya que se sustenta en la presunción de tráfico de órganos.
Marisela Ortiz, fundadora de la organización de familiares Nuestras Hijas de Regreso a Casa, externó su temor de que la principal línea de investigación de la Procuraduría General de la República (PGR) «se caiga pronto porque no existen elementos sobre todo en los 14 casos atraídos», dijo vía telefónica.
Entre los 14 expedientes que ha solicitado la Unidad Especializada contra la Delincuencia Organizada (UEDO), instancia federal, la prensa juarense destaca los ocho cuerpos encontrados el seis de noviembre del 2001, por los cual la justicia de Chihuahua culpó al finado Víctor Javier García Uribe «la foca» y Gustavo González Meza «el cerillo».
Según las estadísticas de la Campaña Alto a la Impunidad: Ni Una Muerta Más, la PGR estaría buscando a los responsables de la muerte de ocho jóvenes, entre ellas Claudia Ivette González, Brenda Herrera, Claudia Ivette Herrera, Norma Herrera y cuatro no identificadas halladas en un lugar conocido como Plantío de Algodón.
Asimismo, el de tres adolescentes encontradas el pasado 17 de febrero en la colonia Anapra: Juana Sandoval Rey, Violeta Mabel Alvidrez Barrios y Esmeralda Juárez Alarcón.
Las activistas, que radican en Ciudad Juárez, fronteriza con Estados Unidos, temen que los restantes dos expedientes contengan casos ocultados a la opinión pública, indicó la directora de Casa Amiga, Esther Chávez Cano, coincidente con Marisela Ortiz.
Sobre la investigación de tráfico de órganos Ortiz agregó que en el Plantío de Algodón se hallaron únicamente osamentas, al igual que en dos de los casos de la colonia Anapra, sin que existieran reportes de ausencia de órganos.
Para ella, las causas de los homicidios pueden tener relación con el narcotráfico, ritos de corte satánico y conductas psicóticas de jóvenes poderosos en la ciudad, como lo sugiere el periodista Sergio Gonzáles en su libro Huesos en el Desierto.
2003/MR/MEL
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