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Sufren o han sufrido agresión sexual mujeres rarámuris

Por Dora Villalobos Mendoza

La mitad de las mujeres en edad fértil de Cuiteco, municipio de Urique, 51 de 112, han sufrido algún tipo de agresión sexual, ya sea acoso, estupro, incesto, intento de violación o violación, revela estudio de especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la Secretaría de Fomento Social del Gobierno del Estado y la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Todos los agresores están identificados, muchos de ellos fueron denunciados ante las autoridades regionales, pero sólo cuatro han sido detenidos, los demás permanecen libres, amparados en una impunidad que dan las ramas del poder que ostentan los caciques del lugar, tanto mestizos como rarámuris.

Lo primero que aclaran las autoras del estudio, es que la investigación no es policíaca ni judicial, sino de carácter antropológico, cuyo resultado es un diagnóstico situacional de la violencia que sufren las mujeres en esa comunidad.

También aclaran que esta problemática no es exclusiva de Cuiteco, sino que presumen que se presenta de manera generalizada en los pueblos indígenas de la Sierra Tarahumara.

Explican que hicieron el estudio en Cuiteco a petición de la Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos (Cosyddhac), ante las reiteradas denuncias que recibió por parte de mujeres de esa comunidad.

Las investigadoras, doctora Patricia Bremer Gallo, la antropóloga Kiriaki Arali Orpinel Espino, la auxiliar de enfermera, Teresa Ríos Cruz y la estudiante de antropología Susana Venzor Valdivia, fueron coordinadas por el antropólogo Augusto Urteaga Castro-Pozo.

Realizado a base de entrevistas directas con las víctimas y sus familiares, así como la consulta en los archivos de la presidencia seccional y de la única clínica que hay en el lugar, las estudiosas registran las agresiones que se dieron desde 1970, aunque la mayoría de los reportes corresponden a los últimos veinte años.

Detectaron 16 violaciones, cuatro cometidas por el padrastro o el padre, 16 intentos de violación, 12 casos de acoso sexual, tres agresiones con lesiones, tres víctimas de estupro y una mujer muerta tras ser violada.

De las 51 mujeres afectadas, 37 son menores de edad, lo que indica claramente cuál es el sector más vulnerable. En cambio, sólo tres de los agresores son menores de edad.

Más de la mitad de las agresiones ocurrieron en las casas de las víctimas, cuando se encontraban solas y se les dificultaba defenderse. 20 casos sucedieron en el monte cuando las mujeres cuidaban los hatos de cabras o caminaban de una ranchería a otra.

Llama la atención la agresión que sufrieron siete jovencitas en el albergue escolar de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. De los 43 agresores, algunos de ellos con varias víctimas en su haber, 33 se encontraban en estado de ebriedad y seis intoxicados con drogas cuando cometieron el delito.

El caso es que 13 de los agresores son parientes de sus víctimas, ya sean sobrinos, tíos, padrastros e incluso padres.

De las 51 mujeres afectadas, 48 son rarámuris y tres son mestizas. En cambio, de los 43 hombres agresores, 32 son indígenas y 11 son mestizos.

De los 43 agresores, sólo cuatro han sido detenidos y encarcelados. Uno de ellos, Evaristo Muñoz Mapula se escapó a los dos meses de estar preso en la cárcel de Chínipas.

Hasta el médico del lugar, Julio Yáñez Barajas, ha sido acusado de agredir sexualmente a las mujeres de Cuiteco.

Las investigadoras dicen que encontraron violencia velada, individual y colectiva, legal e ilegal, con fuerte impacto sobre las mujeres tarahumaras de Cuiteco.Es violencia velada porque no se nota, las mujeres aparentan vivir en tranquilidad, su silencio es
su resistencia, especifican.

Sostienen que en Cuiteco toda la población está enterada de las agresiones sexuales que sufren las mujeres, pero mantienen la información como un «secreto público».

Advierten que el estado continuo de alerta, producto del caos, genera stress, razón por la que es común que las mujeres de Cuiteco, de todas las edades, requieran curación para el «susto»

Entre las sugerencias, las especialistas plantean revisar todos los casos para ver cuáles pueden entrar en proceso de acción legal, realizar talleres donde se reflexione sobre el tema de masculinidad, incluir dentro del currículo educativo talleres o módulos donde trabajen los conceptos de derecho, respeto a la mujer, a la infancia y a los ancianos.

Instalar una Casa de Refugio para mujeres golpeadas y víctimas de agresión en cualquiera de sus formas o en situación de peligro y reforzar los espacios de toma de decisión interna para fortalecer la cultura tradicional de hacer justicia a través del gobierno rarámuri, entre otras.

Así como programas de radio encaminados a la defensa de los derechos humanos de los pueblos indios, la mujer, las niñas y los adultos mayores, buscar la asesoría de juristas especializados para formular acciones jurídicas que se requieran e involucrar a la Comisión Estatal de Derechos Humanos en todas las acciones.

06/DV/LR

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