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Tamaulipas: mujeres sufren enfermedades carcelarias

Por la Redacción

Sofía N. no encuentra respuesta a su mala suerte; la vida carcelaria le ha quitado todo: libertad, familia y la salud. No hay quien no se conmueva ante el dolor de haberla visto perder una de sus piernas a los 36 años de edad, más allá del delito que la tiene desde hace tres años en prisión; es una mujer en quien la diabetes causa estragos que hoy la mantienen en una silla de ruedas.

¡Pobrecita! La enfermedad se la esta acabando. Sólo Dios y el voluntariado del penal saben cómo está luchando por su vida, batallando con las medicinas, los doctores, con todo. Nomás imagínese que estar enfermo en libertad es muy duro; aquí encerrada, de plano una se quiere morir, comenta una de las compañeras de infortunio.

Pero Sofía sólo es una muestra de lo que en cuestiones de salud padecen las 54 mujeres que pagan sus delitos en el reclusorio victorense. De acuerdo con la información recopilada, cáncer, diabetes, asma, hipertensión, baja presión, y estrés son muestra de los padecimientos que sufren las reclusas

Siete de ellas son diabéticas; dos son asmáticas; una tiene cáncer, 20 son hipertensas y las 54 padecen trastornos de ansiedad y estrés, comenta una fuente cercana al panorama carcelario, quien con su identidad bajo resguardo agrega:

«Lo peor de todo es que en prisión no hay ninguna garantía médica. El doctor del reclusorio está predispuesto a no creerles a las internas sus enfermedades y las pobres no cuentan a veces ni con una aspirina para calmar un dolor de cabeza; en mi caso, estoy consciente de que como presidiarias que son han perdido sus derechos civiles, pero no sus derechos humanos, y el de la salud es uno de ellos».

Y continúa: «Debemos reconocer que (este derecho) está muy lejos de ser respetado pues, en primer lugar, si de algo carece el sistema carcelario es de un suministro normal de medicamentos; a veces tenemos que andar haciendo cooperación entre todos para comprarle sus medicinas a alguna persona».

«Enfermarse aquí es una de las peores experiencias, y aunque hay mucha solidaridad, a veces no encontramos ni un mejoral para atender una migraña; lo más difícil es convencer a las celadoras de que estamos enfermas. para ellas tenemos que estar casi muertos para que nos lleven a la enfermería»

«El doctor es otro caso, pues ha llegado al grado de atendernos una infección de garganta con solo una pastillita para dolor. ¿Qué quieren que yo haga?, dicen que les pregunta; pues de acuerdo a lo que él dice, no hay presupuesto pagar doctores y medicinas.

ENCIERRO QUE ENFERMA

Otra de las entrevistadas, Morelia J., aporta su punto de vista sobre el tema:

«La vida en prisión es lo peor que le puede pasar a un ser humano. Sabemos que no estamos aquí por ser unas angelitas y, en este sentido, la convivencia diaria es muy difícil; por más hundidas que estamos en nuestros problemas, los compartimos. El encierro enferma a cualquiera; la mayoría vivimos ansiosas, desesperadas. A las que ya estamos entradas en años, los achaques nos abruman».

«A una compañera por la diabetes le cortaron una pierna; casi la mitad de nosotras necesitamos de medicamento permanente, porque somos hipertensas; las asmáticas tienen que estarse checando regularmente, pero como aquí es muy difícil que se cumplan las recomendaciones médicas, nos verá batallando hasta por una pastilla».

La mayoría de las prisiones cuenta con servicio de enfermería para primeros auxilios. En los Centros de Readaptación Social (Ceresos) se cuenta con pequeñas clínicas que están mejor equipadas y existen acuerdos para la atención de los presos en los hospitales del Estado. Sin embargo, se carece del instrumental y de medicamentos básicos.

Información proporcionada por la Comisión de Nacional de Derechos Humanos (CNDH) asegura que 50 por ciento de las recomendaciones del programa penitenciario de la CNDH, alude a deficiencias e insuficiencias en el servicio medico, Incluso, se han reportado graves deficiencias en la prestación del servicio medico.

En lo relativo a los presos con VIH/Sida, la CNDH reportó varias violaciones a los derechos humanos: practicar exámenes de detección del VIH sin consentimiento ni previo aviso; divulgar el nombre y el padecimiento en los medios de comunicación masiva.

A estos hecho se suman el aislamiento por padecer Sida o ser seropositivos sin que existan razones medicas para ello; no proporcionarles atención medica especializada ni tratamiento complementario psicológico y el social; no otorgar la libertad cuando el enfermo se encuentra en etapa terminal y negarle el derecho a la visita intima.

05/BC/YT

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