La acertada decisión de instalar Foros Regionales previos al Parlamento de Mujeres de México convocado por la Comisión Bicameral de Equidad y Género en México, no deja de ser apenas el inicio del largo camino que hay que recorrer para la construcción de un nuevo federalismo. Así se advierte después del realizado en Nuevo Vallarta, Nayarit, con la participación de mujeres representantes de distintos organismos no gubernamentales, grupos feministas y de mujeres de distinto signo, académicas y legisladoras de Baja California, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Jalisco y Colima. Omito mencionar a Baja California Sur pues no contó con la representación de ninguna diputada, regidora o militante partidista, mostrando con ello el escaso si no es que nulo interés que generó la convocatoria en este Estado. Lo anterior no deja de llamar la atención pues se trata de una entidad donde el porcentaje de diputadas en el Congreso local es de 28 por ciento y, para la próxima legislatura será del 38 por ciento; de acuerdo a los resultados del pasado proceso electoral. Esta ausencia constituye el efecto demostrativo para afirmar que en política no sólo importa incrementar el tamaño de la minoría de mujeres electas en los congresos subnacionales sino el impacto que tienen para legislar y participar en asuntos sensibles a la defensa de los derechos de las mujeres. Es inadmisible que las legisladoras soslayen este hecho, peor aún, antepongan otros intereses sobre aquellos compromisos que hicieran durante sus campañas y para los cuales fueron electas. Si las diputadas y regidoras en los gobiernos locales no logran marcar una diferencia sustantiva en el ejercicio de los cargos de elección que ostentan, ¿qué sentido tiene apoyar iniciativas como los sistemas de cuota para revertir la subrepresentación de la mujer en espacios donde se deciden los asuntos públicos? Si es sólo para defender los intereses de sus partidos o para actuar como meras cifras, instrumentos como las cuotas dejarán de ser efectivos y serán utilizados en contra por quienes siempre se han opuesto a su implementación y, al electorado mayoritariamente femenino, vulnerable y expuesto a prácticas legislativas retrógradas. En este sentido, la rendición de cuentas también debería ser un asunto prioritario en la consolidación de un régimen democrático que trascienda la retórica del discurso progresista. 2005/PP/SJ