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Trascender en lo profesional y lo personal

Por Carolina Velázquez, enviada

(CIMAC).- «Siempre he dicho que todas las mujeres que incursionamos en el merengue somos reinas, porque es muy difícil que la mujer proyecte una imagen y se pueda mantener en su oficio y alternarlo con los deberes de la familia. Yo corono a cualquier mujer que se supere y tenga la valentía de trascender en lo profesional paralelo con lo personal».

Es la voz orgullosa de Milly Quezada, Milagros Quezada Borbón, conocida en esta parte de la isla como la Emperatriz del merengue, con más de 27 discos de larga duración y 31 años dedicados a la música, quien así define el significado de la presencia de las mujeres en la bachata y el merengue en República Dominicana.

Por su trayectoria, ha sido ganadora de varios premios Grammys, en Estados Unidos, y Casandra, en República Dominicana, en 2006 fue invitada especial en el concierto de celebración de los 50 años de Johnny Pacheco con Fania All Star, en el Madison Square Garden, de Nueva York, para interpretar éxitos de la «Reina de la Salsa», se informa en la Web (www.millyquezada.net).

Y En Volvió la Navidad, la más reciente producción de Johny Ventura, uno de los exponentes dominicanos más importantes del acercamiento del merengue al corazón del pueblo, Quezada es la única mujer que forma parte del elenco con el tema Déjalo pa’ enero, edición que hoy se encuentra en los principales aparadores de las tiendas disqueras de esta ciudad.

El merengue y la bachata nacieron con más de un siglo de diferencia y fueron combatidos y desdeñados por quienes los consideraban propios de la plebe y el vulgo, indignos por tanto de la gente culta y las clases acomodadas, así describen su origen Carlos Velázquez y Alejandro Ureña en «De Santo Domingo al mundo. El merengue y la bachata».

En el libro hacen un breve recorrido por la historia de dos expresiones musicales que poco a poco fueron conquistando no sólo su país, El Caribe y el mercado estadounidense, sino también el mundo. Y dedican dos apartados, en especial, al papel de las mujeres como autoras e intérpretes.

Hasta antes de los años ochenta, la presencia de las mujeres como compositoras o ejecutantes de merengue o bachata fue escasa, sin embargo algunas destacaron en la escena musical, señalan los autores: Elenita Santos, las hermanas Thelma y Celeste Cruz, y Casandra Damirón.

Y explican: «Es preciso decir que probablemente existan merengueras cuyos aportes se desconozcan debido al vicio cultural que tiende a invisibilizar a las mujeres cuando éstas se desenvuelven en roles que la cultura ha tenido como privativos de los hombres».

Como ejemplo de esto, en la página 58 aparece la fotografía de la primera agrupación musical femenina, integrada por nueve intérpretes, que publicó el periódico más antiguo de Santo Domingo el Lístin Diario, el 11 de abril de 1937.

CONQUISTAN SU ESPACIO

En su opinión, en los años setenta la situación empieza a cambiar a partir de la irrupción de las mujeres en todos los terrenos planteándose la necesidad de una participación equitativa en la política, el hogar y la cultura.

No es distinto en el terreno de la música y en República Dominicana aparece la agrupación Las chicas del can o Chicán, organizada por Belkis Concepción, y Miriam Cruz, quien reemplazó a Concepción al enfermar de polineuritis.

En el merengue típico o perico ripiao resalta, por su «chispa, inteligencia y desenfado», Fefita La Grande o La marimba, intérprete del acordeón y «guardiana del merengue verdadero», quien reconoce a Monguita Peralta, de Dajabón, como su predecesora en la ejecución de este instrumento musical.

Al respecto, en «De Santo Domingo al mundo… se indica «las mujeres de los setenta hacia acá conquistan su espacio en la música popular a fuerza de perseverancia y calidad. En el merengue moderno –principalmente en el merengue típico— y la bachata, vamos a encontrar notables ejecutoras».

Y resalta, «se puede afirmar que las mujeres pasan de ser inspiradoras de merengueros a descubrir y poner en práctica sus facultades de vocalistas, arreglistas y coordinadoras de grupos, además de que se destacan tocando variados instrumentos, entre ellos de viento, cosa poco convencional».

Una muestra es el trabajo Maridalia Hernández, Adalgisa Pantaleón y Xiomara Fortuna, las dos primeras junto con Mariela Mercado han participado, al lado de Juan Luis Guerra, en algunos de los principales éxitos de merengue y bachata del grupo 4-40.

Es la época en que surge Milly Quezada quien, a los 23 años, formó con sus hermanos la agrupación musical Milly, Jocelyn y Los vecinos, que hasta 1996 promovió el merengue por todo el mundo y grabó más de 20 álbumes.

El grupo, señalan los autores del libro, surgió como una respuesta al estilo dominicano a las dificultades con el idioma, el clima y el entorno general que implicaba a la migración dominicana radicar en Nueva York.

En una entrevista a Quezada, que el periódico Hoy publicó en diciembre de 2003 en la revista En Sociedad, la cantante cuenta que su madre les permitía –a ella, hermana y hermanos— junto a muchachos del barrio «hacer bulla en el departamento» y que la gente les decía que eso era muy bonito pues llenaban un vacío dentro de la urbe.

Su inclinación por la música la manifestó con Rafael, Martín y Jocelyn en diversas actividades musicales que organizaban en su comunidad de Washington Heights, en donde le dieron forma y contexto a la agrupación que la dio a conocer en 1975.

En la Web se informa que desde el comienzo de su carrera artística y como intérprete femenina del merengue, Milly impuso un estilo libre y definido, rompiendo con los moldes machistas que habían existido hasta el momento (www.millyquezada.net).

Entre la década de los años 70 y 80 Milly, Jocelyn y Los Vecinos promovieron con éxito La Guacherna, Volvió Juanita, Tengo, hicieron giras internacionales y fue la primera agrupación dominicana en presentarse en Japón.

BOOM DE LAS ORQUESTAS

«A Belkis Concepción y a Las Chicán les corresponde el mérito de haber sido punto de partida o inspiración para el posterior surgimiento de numerosas orquestas femeninas, fenómeno completamente novedoso en la República Dominicana», informan los autores en «De Santo Domingo al mundo…

En los años ochenta hubo «un verdadero boom», luego de ellas se formaron La media naranja, Las canelas, Ángela y sus chicas, Las Chicas del País y Mandarina.

De esta época destaca María Díaz, quien aprendió a tocar el acordeón cuando era niña, dirige su propio conjunto, es compositora y arreglista.

Díaz es intérprete de «un merengue en el que se da un diálogo y ella responde a la pareja que aún no ha comprendido el progreso de las mujeres, en conciencia y libertad».

Va la letra de esta composición: «Si te digo aigo/no te desespere/poique el que no cela/e’poique no quiere/Cuando va a salí/poi que tu me deja/si no tiene a nadie/poi que no me lleva/De poi Dio mi amoi/te lo vua eplicai/yo soy de la calle/tú ere dei hogar/No/Eso no e’verdá/la mujer también/tiene libertá.

Con relación al merengue perico ripiao, en el que destaca el predominio del acordeón en la musicalización de sus piezas, hay otras intérpretes que han triunfado en este género musical: La India Canela y Fidelina Pascual.

Acerca de las mujeres y su papel en la bachata hablaremos en la siguiente entrega.

10/CV/LR

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