Mañana jueves se cumplen 212 años desde que, en plena Revolución Francesa, la actriz y dramaturga francesa Olympe de Gouges hizo pública la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana.
En 1791, y en respuesta a la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, publicada dos años antes, de Gouges redactó «La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos».
La francesa, quien fue una de las más fervientes críticas de la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, por considerar que ésta excluía a la población femenina, resumió en el documento las nacientes ideas y luchas de las mujeres durante la Revolución Francesa.
El artículo X de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, indica: «la mujer tiene derecho de subir al patíbulo, igualmente debe tener el derecho a subir a la tribuna, siempre cuando sus manifestaciones no disturben el orden público establecido por la ley».
Olimpia de Gouges denunció que la revolución olvidó a las mujeres en su proyecto igualitario y liberador, por lo que advertía que «la Ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y los Ciudadanos deben contribuir, personalmente o por medio de sus representantes, a su formación».
El programa de Olimpia de Gouges era claro: libertad, igualdad y derechos políticos, especialmente el derecho de voto para las mujeres, sin embargo, este planteamiento feminista no era compartido por los varones que dirigían la revolución, incluso los más radicales de ellos.
Su empeño por defender los derechos de las mujeres le costó que en 1793 fuera condenada a la guillotina, toda vez que sus detractores opinaban que su conducta era «descarriada» y tenía como fin reinstaurar la monarquía.
2003/MM/MEL