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30 asesinatos de mujeres en Guatemala

Por la Redacción

El Ministerio de Gobernación ha registrado 30 muertes violentas de mujeres en lo que va del presente año en Guatemala, ante lo cual el titular de esta dependencia, Vinicio Gómez, aseguró que se llevan a cabo redadas en distintos puntos de la capital para dar con el paradero de los responsables.

Vinicio Gómez informó que los operativos llevados a cabo en distintos puntos de la ciudad, tienen entre otros objetivos, la captura de los sospechosos de los asesinatos de las mujeres, «los cuales se han incrementado en lo que va del año».

En un periodo de ocho años se han registrado 3 mil 379 muertes de mujeres y en 2007 las autoridades reportaron 462 casos de asesinatos en todo el país, informa la agencia Cerigua.

De acuerdo con una investigación de la agencia Cerigua, titulado Prensa Escrita sobre Violencia contra las Mujeres, el caso que más llamó la atención de los medios de comunicación este año fue el de una menor de 6 años, quien fue violada, golpeada y estrangulada el sábado 5 de enero, caso que por el que tres supuestos autores fueron capturados.

Los agresores aprovecharon la oscuridad provocada por un corte de energía eléctrica en la colonia Guajitos, zona 12, para secuestrar a la menor de edad, quien apareció muerta al día siguiente.

El caso acaparó las portadas de los diarios pues el modus operandi era similar a otro ocurrido dos años antes, el 2 de enero de 2006, cuando Walter Aguirre y Rollyng Arrivillaga violaron y decapitaron a una menor de 7 años. Los victimarios fueron sentenciados, el primero a 70 años y el segundo 47 años de prisión.

En lo que va de este año, otros casos de relevancia para los medios de comunicación fueron los de una mujer de 30 años, asesinada con arma de fuego frente a sus hijos cuando regresaba de visitar a una amiga, y el de otra mujer de la misma edad, quien fue atacada por desconocidos cuando se dirigía a laborar en Mazatenango, Suchitepéquez.

Una mujer de 29 años, quien laboraba como conserje en el Centro de Salud de Chiquimula, fue encontrada con múltiples golpes en un terreno baldío de la localidad el 1 de enero, mientras que otra fue atacada por dos desconocidos en el interior de su vivienda en la zona 18, cuando se encontraba con sus hijos, quienes resultaron ilesos.

AUSENTES, PRISIONERAS O MUERTAS

Aunque algunas guatemaltecas han alcanzado una participación plena en la sociedad, la mayoría permanece ausente en la historia de Guatemala, a causa de la indiferencia, opina Carolina Escobar Sarti, autora de la columna Aleph, en el diario Prensa Libre.

Otras mujeres de este país centroamericano acaban siendo «prisioneras de sus convivientes en los hogares y otras muertas sin que sus casos alcancen la justicia», agrega. No obstante, aclara, se avanza en el anhelo por vivir y morir de otra manera.

Escobar dedica su columna a las casi dos mil cien mujeres que han muerto de forma violenta en los últimos seis años, así como a las que han sido violadas, torturadas, mutiladas o prisioneras en sus hogares, con tal de complacer a sus maridos.

En Aleph cita el caso ocurrido el 10 de diciembre de 2007, cuando un marido mató a su esposa y a su hija a cuchilladas por haber denunciado los golpes y las agresiones que sufría en el hogar; «en la mayoría de esos casos los responsables son hombres conocidos y previamente denunciados», dice.

Las causas de la violencia en contra de las mujeres apuntan a lo de siempre: pandillas, crimen organizado, desintegración familiar, falta de valores y pobreza entre otras: «Detrás está una sociedad patriarcal que históricamente ha situado a las mujeres como el objeto de intercambio entre los hombres que las consideran de su propiedad», puntualiza.

Para Escobar, «sus cuerpos están obligados a reproducir otros cuerpos para la sociedad productiva y a funcionar como territorio del placer masculino; no es casualidad que el Estado y la misma sociedad normalicen esa tendencia, ya que es una carga de siglos que apenas se inicia a tirar por la borda».

En opinión de la periodista, muchos aún consideran normal que las mujeres coman al último, que las trabajadoras del sexo o las pandilleras mueran torturadas, que en tiempos de guerra constituyan el mayor botín o que las que no permanecen en sus hogares se expongan a morir violentamente.

También se considera normal que las mujeres que denuncian a sus maridos sean asesinadas, que los hombres adultos descarguen sus frustraciones en las niñas y los niños; por suerte, ningún mal dura cien años y las guatemaltecas siguen avanzando en el anhelo por vivir y morir de otra manera, concluye Escobar.

08/CV

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