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8 de Marzo

Por Lucero Saldaña

El Día Internacional de la Mujer significa este año una gran celebración, se cumplen 10 años de que se signaron los compromisos de la IV Conferencia Mundial de la Mujer, se evaluaron los avances alcanzados y se ratificaron los acuerdos en la ONU la semana pasada durante la reunión Pekín+10 en Nueva York, donde hubo grupos que pretendieron incidir en los gobiernos para detener el avance de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

En el tema de la salud, todavía hay quienes violan estos derechos, cuando a pesar de que exista la intención de atender a las mujeres, los presupuestos resultan insuficientes, sobre todo en comunidades rurales e indígenas. Se sabe que cada vez hay más clínicas pero sin médicos todo el tiempo, sin enfermeras o donde solamente dan recetas, sin los medicamentos.

Se hacen las pruebas del papanicolau para detectar enfermedades de transmisión sexual, pero no obtienen los resultados oportunamente, casi no hay ambulancias para atender los casos de emergencia, principalmente por maternidad y el registro de mortalidad materna-infantil es alto.

Luego de 30 años de una agenda mundial para el avance de las mujeres, el discurso del conservadurismo, contradice todos los avances del siglo XX y en México la voluntad política es fundamental para que se de cumplimiento a las políticas planteadas hace 10 en Pekín.

Adicionalmente, se realizará en Puebla el Parlamento Regional de las Mujeres, el 11 de marzo, como un espacio de interlocución entre legisladoras y la sociedad civil, con siete mesas de trabajo en la que participen, Hidalgo, DF., Morelos, Tlaxcala y Puebla. Legisladoras locales y federales, expertas y académicas, organizaciones civiles y políticas, reunidas para acordar las agendas legislativas que permitan avanzar en los compromisos internacionales y nacionales.

El género que alude a las diferencias sociales y culturales que existen entre hombres y mujeres, su perspectiva, tan desarrollada ya en nuestro tiempo, nos ha enseñado que no se puede comprender ningún fenómeno social si no se le analiza desde este enfoque, y que éste generalmente implica reconceptualizar aquello que se está analizando.

Es así que para hablar de leyes con perspectiva de género, habría que reconceptualizar lo que entendemos por derecho. Es decir habría que incluir, entre otros elementos, aquellos que determinan cuándo, cómo y quién accede a la justicia, así como una redefinición de lo que es la justicia.

Mi intención al señalar lo anterior es enfatizar el hecho de que aún sin entender el acceso a la justicia desde una perspectiva de género, tenemos que concluir que este derecho humano debe ser garantizado a todas y todos por igual, precisamente por ser eso, un derecho humano.

Si conjugamos este derecho humano con el derecho a no ser discriminada en razón de nuestro sexo, el goce del derecho humano al acceso a la justicia en igualdad, no quiere decir que la obligación del Estado reside en garantizar un servicio público exactamente igual para todas las personas, sino que el Estado debe, como lo establece la CEDAW, dejar de hacer o no permitir todo aquello que tienda por objeto o resultado, menoscabar o anular el ejercicio por la mujer, del derecho humano al acceso a la justicia.

Las mujeres no somos un sector de la población como lo pueden ser los indígenas, o las personas con alguna capacidad diferente, etcétera, sino que estamos en todos o casi todos los sectores y que por lo tanto, la implementación de una estrategia o política hacia las mujeres vistas como un grupo homogéneo, para mejorar su acceso a la justicia siempre va a resultar insuficiente.

Menos, cuando el análisis de la situación de las mujeres se hizo por un lado, y el de la problemática de los otros sectores, por otro, como si en ellos no se dieran relaciones de poder entre hombre y mujeres, o como si en ellos no pesara la construcción de la identidad de género o no les afectaran las estructuras de género.

Creo que incluir en un diagnóstico o en una política un apartado sobre las mujeres es un avance respecto a aquellos que ni siquiera nos toman en cuenta. Lo que quiero enfatizar es que la inclusión del capítulo «mujeres», no necesariamente indica que se utilizó la perspectiva de género. Un análisis de género requiere que se parta de que toda acción humana impacta a hombres y mujeres de manera particular por la forma como se construyen los géneros.

Pero también recordemos que este año, se conmemorará el Día Nacional de las Familias, el primer Domingo de Marzo, muchas mujeres deseamos que se enfoque con la perspectiva de género para que el desarrollo de cada uno de sus integrantes sea respetando los derechos y garantías individuales, precisamente de cada uno. Felicitémonos por los avances logrados y tengamos ánimo para los nuevos desafíos.

* Senadora e integrante de la Comisión de Equidad y Género y de la Comisión Especial que dará seguimiento a loa asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.
[email protected]

2005/LS/LR

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