La reforma del sistema de pensiones a lo largo de más de una década le ha brindado a América Latina importantes beneficios fiscales, sociales y financieros, pero el fracaso en la extensión de la previsión social y las pensiones privadas a un segmento más amplio de la sociedad ha sido decepcionante, sostiene un nuevo informe del Banco Mundial (BM).
La edición anticipada del informe La promesa de Seguridad de los Ingresos en la Vejez en América Latina, indica que los gobiernos de la región encargados de la reorganización de sus sistemas de pensiones nacionales, mejoraron su situación presupuestaria, lograron sistemas de previsión pública más equitativos y fomentaron los ahorros y las inversiones.
No obstante, sostiene que la cobertura de la seguridad social y de las pensiones privadas continúa siendo persistentemente baja en la región en general y los costos de las reformas en muchos casos han sido más altos de lo previsto.
«En esencia, la reforma de la seguridad social reconstruyó sistemas que eran muy abultados y poco equitativos», señaló Guillermo Perry, Economista en Jefe del BM para América Latina y el Caribe.
«Sin embargo, es prematuro decir que las reformas fueron exitosas, dado que fracasaron en extender la cobertura de la seguridad social a un segmento más amplio de la sociedad y la pobreza en la vejez sigue siendo una amenaza para los ciudadanos de la región».
Los autores del informe señalan que las reformas del sistema de pensiones tuvieron resultados positivos: mejoró la recaudación fiscal al disminuir las prestaciones en exceso generosas que se cancelaban en los sistemas antiguos, y si bien los costos de transición en algunos casos fueron más altos de lo previsto, los efectos de las reformas en las finanzas fiscales en general fueron positivos.
Las reformas también permitieron mejorar la equidad. Los niveles de las prestaciones hoy tienen una relación más directa con los aportes realizados, lo que estimula la participación de las y los trabajadores en el sistema. No obstante, la persistente baja cobertura continúa siendo un obstáculo para mejorar aun más la equidad y reducir la pobreza entre las y los ancianos.
«El gobierno desempeña un papel primordial en prevenir la pobreza en la vejez. No se puede considerar que los sistemas de seguridad social y pensiones privadas sean exitosos si sólo uno de cada cinco trabajadores participa en ellos, como sucede en varios países que han emprendido reformas», indicó Indermit Gill, Asesor Económico de la Red de Reducción de la Pobreza y Gestión Económica del BM y coautor del informe.
«Los gobiernos de la región deben prestar más atención a este déficit de cobertura si desean seguir mejorando el papel que desempeña la seguridad social en la prevención de la pobreza.»
Los autores mencionan varias razones para las decepcionantes bajas tasas de cobertura. Las y los trabajadores deben pagar tasas de aportación innecesariamente altas en la mayoría de los países, lo que puede desmotivar la participación en el sistema, en particular de parte de la población joven y los pobres.
El estudio sostiene que la seguridad social debe prestar más atención a la función de prevenir la pobreza y menos a la del ahorro obligatorio, función esta última que puede ser incluso transitoria.
El informe advierte que sus evaluaciones tienen un carácter preliminar y en ningún caso son conclusiones definitivas, ya que muchos países de América Latina han emprendido sus reformas sólo recientemente.
Las reformas al sistema de pensiones todavía están en marcha en gran parte de los países y sería prematuro decretar que han sido un éxito o un fracaso.
Los autores esperan que su trabajo sea un aporte al debate sobre el tema de la reforma de la seguridad social en la región y sirva de orientación tanto para las autoridades responsables en los países que intentan mejorar las reformas que ya están en progreso como para aquellas que están considerando emprender reformas estructurales.
El informe se analizará en una conferencia internacional sobre la reforma de los sistemas de pensiones organizada por el Banco que se realizará en Bogotá el 22 y 23 de junio.
2004/BJ/GV
