Al día, la Casa del Migrante de Saltillo recibe alrededor de 30 migrantes, las personas que en promedio albergan son 80, muy pocas de ellas son mujeres. Se puede decir que por cada 100 hombres, llegan 5 mujeres.
«De boca en boca» las y los migrantes se comunican que a 10 minutos de camino de la estación Saltillo, está el albergue, donde reciben comida, hospedaje, medicamentos e incluso si lo requieren se les traslada a un hospital, señaló Sandra Alviquer, coordinadora del Área de Derechos Humanos de este albergue.
Además de esta «ayuda humanitaria», las y los originarios de Honduras, El Salvador y Guatemala, principalmente, reciben ayuda emocional e información acerca de sus derechos humanos, adicciones, y también sobre el Virus de Inmunodeficiencia Humana.
Las mujeres y hombres permanecen en promedio tres días, en los cuales se recuperan para poder seguir y cruzar hacia Estados Unidos, en busca de un empleo que les permita mejorar su situación económica.
La Casa del Migrante de Saltillo, «es la única segura antes de llegar a la frontera norte», aprovechan este espacio para planear su viaje, a fin de correr el menor riesgo posible.
Sin embargo, en este espacio de seguridad para las y los migrantes, las personas albergadas y quienes laboran ahí, han sido agredidas en al menos dos ocasiones.
En Octubre de 2009, el personal de la Casa recibió llamadas telefónicas en las que se escuchaba un aparato de medición de frecuencia cardiaca, otras más eran amenazas de muerte.
A principios de este mes, después de que en la estación del tren dos personas intentaron «enganchar» a tres migrantes salvadoreños que minutos antes salieron del albergue, una de esas personas se acercó a La Casa del Migrante de Saltillo para pedir información acerca de quienes ahí habitan.
Las y los migrantes viajan en el tren Kansas City que viene de San Luis Potosí, que a veces hace escala en Monterrey o sigue hasta Nuevo Laredo y Reynosa, en Tamaulipas.
Las y los originarios principalmente de Centroamérica caminan de la estación Saltillo, alrededor de 10 minutos para llegar a la Casa del Migrante, «pare o no pare el tren, se bajan cuando necesitan ayuda».
A la Casa del Migrante de Saltillo, las mujeres migrantes llegan con problemas de abuso sexual, embarazo no deseado, muy mal emocionalmente, la mayoría de ellas regresa a sus países, aunque otras no tienen más opción que intentar cruzar la línea fronteriza por Piedras Negras, Coahuila o Nuevo Laredo y Reynosa, Tamaulipas.
La violencia que sufren en territorio nacional les impide alcanzar el sueño americano. Muestra de ello, es que «ellos llaman más que ellas» a La Casa del Migrante de Saltillo, cuando esto ocurre saben que probablemente fueron captadas por el crimen organizado.
Además de la Casa del Migrante, existen alrededor de 20 sitios más de la Iglesia cristiana y de organizaciones civiles de apoyo a las y los migrantes centroamericanos.
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