Es inadmisible que hasta estas alturas del proceso electoral no haya institución alguna que pare y ponga en su lugar al Presidente de la República, Vicente Fox Quesada, que continúa iracundamente en campaña por su candidato, sin que el Instituto Federal Electoral ni los otros dos poderes de la Nación hayan podido frenar el descrédito presidencial.
Tal abuso de poder sólo es posible en complicidad con el poder fáctico representado por la cúpula del PRIAN. Las resoluciones del IFE a modo, explican la complacencia entre esas fuerzas que dan paso a la impunidad Presidencial.
No hay día, ni spot televisivo ni radiofónico que el Presidente deje de dirigirse al candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador pero para atacarlo. ¿Qué dice el observatorio ciudadano de excelencia que el Ejecutivo Federal convino con el PNUD de Naciones Unidas a la actuación desmesurada del Presidente de la República?, quisiéramos saber, que opinión les merece tal arbitrariedad presidencial.
Ya hasta los chascarrillos forman parte de la burla que el propio Vicente Fox le propina a la Presidencia de la República, comentarios como el que «… solo hay que cambiar de jinete presidencial…» es una muestra evidente de ello.
El Presidente de la República al empeñarse en entrometerse a la sucesión presidencial sólo nos deja el camino de amparar la figura Presidencial que se encuentra en riesgo poniendo al borde la gobernabilidad del país.
Bien haríamos los demócratas y las demócratas que votamos en contra de la LEY TELEVISA unir fuerzas para defender la investidura Presidencial y analizar la pertinencia de interponer juicio político a Vicente Fox Quesada, sí sigue en su obstinación de ser el gran elector.
Elementos de sobra y motivos nos da el Presidente de la República para iniciar un juicio de procedencia en la Cámara de los Diputados, que emprende vergonzosamente una campaña de terror que a su candidato y su partido les resulta económico apoyar en contra de Andrés Manuel López Obrador presentándolo como «un peligro» para la Nación, comprometiendo no sólo la figura presidencial sino los recursos del erario público para generar una corriente de opinión que entre otros efectos contraiga el voto, merme la presencia y honorabilidad de AMLO que va de gane.
Pretendiendo crear un escenario de abstención donde el voto corporativo y su compra les resulte favorable. Nunca es tarde para realizar nuestra labor legislativa en defensa de las libertades democráticas. Está en juego el derecho a decidir con libertad y la armonía nacional.
*Senadora Leticia Burgos Ochoa.
06/LB/LR