En México una mujer no necesita ser indígena o madre soltera, ni ser golpeada por su pareja para contarse entre las víctimas de la discriminación, así lo demuestra el caso de la académica, profesionista y periodista, Julieta Bautista, quien denunció ser objeto de desprestigio y violencia institucional.
Desde febrero pasado el nombre de la columnista del periódico El Financiero y profesora de comunicación de la Universidad de Cuautitlán Izcalli, se utilizó para reportar una supuesta «epidemia de influenza AH1NI» en la institución académica donde da clases, pese a que ella nunca estuvo contagiada del virus.
La serie de atropellos que vive Julieta Bautista se remontan al pasado 22 de febrero cuando ingresó a Urgencias del Hospital General de Zona Número 57 «La Quebrada», del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por un diagnóstico de probable influenza AH1N1 al presentar supuestos síntomas de la enfermedad.
Pero resultó que la profesora contrajo rinofaringitis y no influenza AH1N1, y aún así el rector de la universidad ordenó el cierre de las instalaciones por tres días. Mientras, entre el alumnado y los padres y madres de familia se dispersaron rumores sobre la salud de la periodista.
En entrevista con Cimacnoticias, Julieta dijo que desde entonces sufre discriminación a nivel laboral, profesional, personal y social, e incluso acusó a las y los periodistas que reportaron sobre el supuesto brote de influenza de no verificar la información.
Juan Manuel Gutiérrez Pilloni, rector de la Universidad de Cuautitlán Izcalli, cerró la institución sin autorización de las secretarías federales de Educación Pública y Salud. A Julieta le quitó dos de los tres grupos a los que impartía clases y la mandó a cumplir sus horas de trabajo en un cubículo de la biblioteca
Ante esta situación de hostigamiento por su estado de salud y en busca de orientación y apoyo, la profesionista acudió a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), y al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), instancias que se comprometieron a seguir el caso.
INDIFERENCIA OFICIAL
Sin embargo la situación para Bautista no mejoró. Denunció que continúan el desprestigio, la difamación y la humillación por parte de las autoridades universitarias.
Lejos de tener el apoyo del Conapred, Julieta acusó indiferencia por parte de la dependencia federal a pesar de que narró que en el plantel educativo se le ha negado la entrada y que ninguna autoridad se comunicó con ella para conocer su diagnóstico médico.
El pasado lunes la académica tenía prevista una entrevista con el rector Gutiérrez Pilloni para plantear su situación, por lo que pidió que dos representantes del Conapred la acompañaran. A la hora de la cita, sólo las dos abogadas de la instancia gubernamental y el rector se reunieron sin dejar entrar a la quejosa.
La periodista aseguró que sus supuestas defensoras la ignoraron, no la incluyeron en la entrevista, y no la respetaron como quejosa. Dos horas después, las abogadas le dijeron que podía entrar a la reunión, a lo que ella se negó. Julieta señaló que desconoce los acuerdos a que llegaron o de qué hablaron.
Consternada por la actuación de un organismo que se proclama defensor de la población, Bautista demandó equidad, trato digno y humano, claridad y transparencia en el proceso de queja, y que se garantice su derecho a no ser discriminada ni violentada bajo ninguna circunstancia ni entidad.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de violencia estipula que las mexicanas pueden ser víctimas de violencia laboral y docente, en la comunidad o institucional, al sufrir daños a su dignidad, integridad o libertad.
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