Con la misma política laboral del titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Carlos Abascal Carranza, autoridades de la Universidad Iberoamericana (UIA), realizan actos de presión antisindical, acoso y despido laboral a quienes integran su planta laboral.
Maricela Andrade, Julia González y Octaviana Lara, quienes eran integrantes del Comité Ejecutivo del Sindicato de Trabajadores de esa institución privada (STUIA), fueron despedidas, luego de ser acusadas de «difamar al rector, Enrique González Torres y a las autoridades universitarias».
Asimismo, Sonia Bacha, encargada de la biblioteca; Teresa McKelligan, investigadora del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas, así como Florentina Riquer Fernández, coordinadora del Posgrado en Ciencias Sociales, ratificada en enero de ese año por su excelente desempeño académico, fueron informadas de que se prescindía de sus servicios a partir del mes en curso.
Para Florentina Riquer, el despido se realizó, en el caso de las académicas, sin consulta de ningún tipo con los directores de las áreas, ni con los de direcciones divisionales.
En definitiva, aseguró en entrevista con cimacnoticias, el clima laboral de la UIA aterroriza a mucha gente, pues se cree que los teléfonos están intervenidos.
Sobre la situación particular de Riquer Fernández, el día 5 de marzo acudió al llamado de Efraín Benítez de la Dirección de Personal, le notificó que quieren –no dijo quienes– su retiro de la UIA. Luego le mostró un documento en el que se establece el monto para su retiro.
Por su parte, las ahora exintegrantes del STUIA, exponen que desde hace tres años se intentó condicionar la revisión salarial a un amplio pliego petitorio, que implicaba subrogar buena parte de los servicios de la universidad, como los de limpieza y vigilancia.
Además, en el sector administrativo, se pretendía que una buena parte de ellos fuera de confianza. En tanto que para el sector académico se pretendía modificar de manera arbitraria el Reglamento de académicos. «Con votación del 95 por ciento de la asamblea acordó estallar la huelga, la cual se prolongó durante 25 días».
Las afectadas señalaron que posterior a ese movimiento, las autoridades instrumentaron toda una estrategia para aislar y dividir al sindicato, lo cual ocurre actualmente, promoviendo más de 50 demandas legales que se ventilan ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje.
LAS ANOMALIAS
El 2 de enero de este año, fue suspendida de sus labores Beatriz Camargo Martínez, secretaria del Departamento de Salud, luego aceptó su liquidación, presionada por las autoridades, que argumentaron su participación sindical. Ella era integrante de la Comisión de Honor y Justicia.
Para el día cuatro de ese mismo mes, María Isabel Bulnes, secretaria del Departamento de Historia, es informada de que la UIA había decidido prescindir de sus servicios.
Ese mismo mes, Gloria Huerta Romero, dirige una carta a González Torres, en la cual le señala que es despedida por «andar dándole de patadas al pesebre y tener una participación activa en el sindicato». Asimismo, le indica que tienen la intención de despedir a todos los activistas sindicales, en primera instancia a aquéllos que ocuparon un cargo durante la huelga, ocurrida hace tres años.
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