El nuevo programa para trabajadores temporales que propuso el presidente Bush (anunciado a principios del año), debe tener un amplio análisis. Muchas reacciones se han escuchado tanto en Estados Unidos como en nuestro país, lo interesante es que el tema migratorio está en la mesa y lo coloca nuestro vecino, en la voz de su presidente.
Los principios y beneficios que se presentan son desde la perspectiva del gobierno estadounidense, y van hacia el control de las fronteras, ligado a las políticas antiterroristas y de seguridad, así como con una estrategia de oportunidad política y electoral. Sin embargo, es una oportunidad también para México que avancen los acuerdos en materia de derechos humanos y laborales correspondientes a la política exterior para la defensa de mexicanos en el extranjero.
Se rechaza la amnistía, los estadounidenses tienen prioridad y el contratista deberá demostrar que hizo lo necesario para ofrecer primero el empleo a ellos, incrementando las penas a quienes violen esta ley, la jubilación le toca al país del cual es originario el trabajador o trabajadora. La ciudadanía no es automática para los que tienen el carácter de ilegales. Ah, pero se habla de que ha sido injusto el trato diferente y que se busca el ingrediente de la compasión.
Subrayo que el tiempo y la forma la establece Estados Unidos y nuestro gobierno es enterado de los detalles el mismo día, no significa esto una negociación, sino una cortesía elemental de la diplomacia entre países. Aunque Fox llegó con el reto público de concluir el acuerdo migratorio integral antes de diciembre de 2001 y legalizar a más de tres millones de indocumentados mexicanas y mexicanos.
La negociación del acuerdo migratorio fue congelada por la Casa Blanca a raíz de los atentados del 11 de septiembre, ocasionando una tensión en las relaciones bilaterales, afirmando tajantemente que el acuerdo migratorio sería de largo plazo. Por su parte el mandatario mexicano no volvió a hablar de un acuerdo migratorio e incluso aclaró que no iba a promover la amnistía a pesar de que los grupos méxico-americanos lo demandan.
Porqué hasta ahora la Casa Blanca reconoce la contribución histórica de los inmigrantes para crear «la grandeza del país» y que hay estadounidenses que no quieren hacer el trabajo que hacen los inmigrantes, no obstante pasen por maltrato e injusticias. ¿Es éste un programa que ofrece una condición legal para quienes deseen participar en el esquema? O es una protección de las fronteras y anticiparse a los políticos que han abanderado el mejoramiento de las condiciones laborales y humanas de quienes trabajan en calidad de inmigrantes?
Sin duda el discurso del Presidente Bush tocó temas candentes, incluso temas que sus opositores demócratas y la comunidad pro inmigrante abandera. Se requiere de mucho análisis en lo relacionado a los derechos laborales, la reunificación familiar, el libre tránsito de trabajadores, la seguridad pública, la explotación, el mercado negro de mano de obra. Y es que se descarta la posibilidad de que esta iniciativa culmine en una reforma este año, porque nada se hace fuera del margen del cálculo electoral.
Si Bush tomó la ofensiva y es un juego político electoral porque nunca mencionó que esto haya sido el resultado de una negociación bilateral con México o con otros países, lo que se requiere es que el discurso tenga un valor real cuando se concrete en los hechos, y para ello se requiere un esfuerzo serio para su consolidación.
La cautela consistirá en no alzar expectativas demasiado optimistas, pero tampoco desdeñar lo que puede ser benéfico para la realidad migratoria no sólo entre dos países sino para principios de un mundo más humano.
*Senadora e integrante de la Comisión de Equidad y Género, y de la Comisión Especial que dará seguimiento a los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez.
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