México al igual que otros países de América Latina, viven momentos muy importantes, de transición de las maneras de asumir las políticas culturales, desde el espacio académico como del institucional, afirmó la gestora cultural Lucina Jiménez, al participar aquí, en el Cuarto Campamento Iberoamericano de Cultura.
Señaló que en la actualidad se registra un agotamiento de los modelos y estructuras para hacer cultura, los cuales datan del siglo pasado, por lo que se precisa de una transformación del sentido y el hacer de las instituciones culturales.
Entrevistada luego de participar en el panel Cooperación Cultural Internacional y las nuevas responsabilidades de las políticas culturales, la investigadores mexicana manifestó que en la actualidad, los órganos de cultura, no pueden visualizarse como responsables de su propia administración sino que están obligadas a generar nuevas formas de vinculación social, sobre todo, de gestión de los recursos culturales.
Ejemplificó que en Brasil, se cuenta con una ley de cultura, una financiación jerarquizada para proyectos, con el apoyo oficial de la iniciativa privada, los municipios y comunidades autónomas para realizar proyectos comunes, que hace que la cultura este descentralizada y se maneje democráticamente.
En cambio, en México se tiene aún la política estatista de la post revolución, en el que el Estado es el único agente social que intervienen en la política cultural, añadió.
Sin embargo, dijo existe un crecimiento significativo de la sociedad civil, como el movimiento ciudadano y cultural que realiza el maestro Francisco Toledo en Oaxaca, pero que este tipo de iniciativas aún son muy débiles en el territorio nacional.
Explicó que en México aún falta un arduo trabajo para contar con agencias, gestores, financiamiento y apoyos institucionales, que apoyen al tercer sector de la cultura, es decir, que patrocinen las iniciativas culturales de la sociedad civil, en la construcción del espacio público de la cultura como lo tiene Brasil.
2005/LT/SJ