Desde un acercamiento realista, casi documental, Agua con sal a describe la marginación de mujeres tanto inmigrantes como nacidas en España, quienes viven críticas situaciones que resuelven aceptándose a sí mismas y rechazando la explotación.
La película, realizada en 2005 y dirigida por Pedro Pérez-Rosado con guión de Lilian Rosado, rodada en coproducción entre España y Puerto Rico, constituye una reflexión sobre la inmigración y la marginación de la mujer, informa Canal Solidario
Entonces Olga –interpretada por Yoima Valdés– conoce a Mari Jo –Leire Berrocal–, una joven valenciana golpeada por una infancia en una familia desestructurada.
La historia que relata el filme habla de la marginación que sufren Olga, inmigrante cubana, y Mari Jo, una joven valenciana que ha vivido una infancia violenta, estableciendo una interesante comparación entre una mujer sin documentos legales y una nacida en España, quien supuestamente disfruta de todos los derechos. El resultado es un firme cuestionamiento sobre la utilización de los papeles migratorios como excusa para excluir a algunas personas, mientras otras, que los tienen, tampoco ven sus derechos plenamente garantizados.
UNA MIRADA CASI DOCUMENTAL
Con esta película, Pérez-Rosado, testigo de guerras, de la vida en campos de refugiados y de alzamientos revolucionarios, se aproxima a una realidad más cercana, «pero más difícil aparentemente de mirar, aunque está a 10 minutos de mi casa».
Es una realidad de lucha y de fragilidad que se sumerge en un mundo de mujeres con familias rotas: «los personajes que, aunque soportan gran parte del trabajo, siempre están en segundo término».
Prostitución, pobreza, explotación laboral, racismo, drogas, acoso… un problema conduce a otro, dibujando una realidad desatinada y con tan mala estrella que parece incluso inverosímil. Sin embargo, el director asegura que «es una historia que pudiera pasar y que sigue pasando». De hecho, tanto la guionista como las actrices prepararon el filme viviendo durante un mes una vida muy similar a la de los personajes ficticios.
Cuatro años de trabajo han dado lugar, según el director, a «un triste homenaje a las mujeres que están sufriendo este tipo de vida».
Mari Jo y Olga, las protagonistas, acabarán prefiriendo la dignidad de la pobreza a su disputa por aspirar a un engañoso progreso como trabajadoras explotadas. El agua con sal no será más que la solución más sencilla y humilde para aliviar sus heridas.
05/YT