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Al masticar ¿discriminas o no la realidad que vives?

Por Carolina Velásquez

El proceso digestivo inicia en la boca y termina en el ano. Los dientes –32, cantidad similar al número de vértebras en la columna— son la primera puerta a través de la cual trituramos alimentos y realidad, masticamos discriminando lo que queremos ingerir o escupimos lo que no aceptamos.

Según la función que desempeñan, los dientes se clasifican en: cuatro caninos, puntiagudos y afilados con los que desgarramos los alimentos; ocho incisivos frontales y 20 molares y premolares.

¿Qué reflejan de nuestro «yo soy» corporal? En primera instancia hablarán del estado de salud. Si están o no cariados, por ejemplo, pueden indicar un «desmoronamiento» del proceso de eliminación, señala Debbie Shapiro (Cuerpo mente. La conexión curativa,1991), es decir de nuestra capacidad para evaluar y separar lo que entra de lo que realmente queremos que entre.

Si los dientes no están sanos esta función se interrumpirá surgiendo un conflicto que se reflejará en el estómago (nos indigestamos).

De frente a un espejo observa forma, tamaño, color, temperatura de boca, dientes, lengua, encías. ¿Es frecuente que te detengas a ver quién eres desde esta parte de tu cuerpo? ¿Hay algo que llame tu atención? ¿Cuál es tu sensación luego de realizar esta observación? Escribe las conclusiones en tu Diario del Cuerpo.

Una condición indispensable para tener «buenos dientes» es mantener las encías sanas y fuertes. La medicina oriental ha desarrollado ejercicios que te ayudarán a este objetivo. Mantak Chia (Automasaje Chi. Sistema Taoista de Rejuvenecimiento, 2000) propone tres sencillos ejercicios que puedes practicar diariamente y que, además, te servirán para la lengua y el sistema digestivo.

Primero abre la boca y aprieta los labios, ténsalos, contra los dientes. Con la yema de los dedos índice, medio y anular golpea suavemente la piel que cubre las encías superior e inferior, recorre toda la zona alrededor de la boca hasta que cambie tu temperatura.

Segundo, con la boca cerrada da masaje con la lengua a la encía superior e inferior, traga saliva, aprieta la lengua contra el paladar y has movimientos con ella sin despegarla, mantén la presión, tensa los músculos del cuello y traga saliva, con esto lubricarás las glándulas y sistema digestivo.

Tercero, cierra la boca, deja que los dientes se rocen ligeramente, siente la energía que los recorre.

En la siguiente entrega dedicaremos un espacio a la lengua parte fundamental del sistema digestivo, relacionada también con el corazón de acuerdo a la filosofía china.

* Periodistas mexicana

2005/CV/SJ

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