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Alemania en la formación de científicas mexicanas

Por Mónica Pérez

Son científicas, mujeres mexicanas cuyas vidas tienen dos elementos en común; su pasión por la ciencia y sus estrechos vínculos profesionales y personales con un país de Europa Central: la República Federal de Alemania.

Hace más de 100 años el filósofo alemán Georg Lasson afirmó que «la participación de las mujeres en la ciencia es el horror de los horrores». El físico alemán Max Planck secundó esta postura diciendo que «las amazonas son antinaturales también en el campo intelectual».

Y a pesar de los obstáculos para la irrupción de las mujeres en las actividades científicas, la doctoras Beatriz Medina y Liliana Saldívar viajaron a Alemania para realizar investigaciones científicas de alta calidad.

Al concluir sus estudios de posgrado estas mujeres regresaron a México con logros significativos tanto en el área profesional, como en la académica y personal.

Para la doctora Beatriz Medina Jiménez sus primeros acercamientos al mundo de la ciencia fueron un microscopio, regalo de su padre, y el libro Cazadores de Microbios escrito en 1927 por el bacteriólogo norteamericano, Paul de Kruif, que narra la historia de los pioneros de la microbiología.

Beatriz Medina originaria del estado de Veracruz, situado al este de la Ciudad de México, llegó a la Ciudad de México a los 16 años para estudiar una carrera universitaria. Fue así como de 1950 a 1954 cursó la carrera de Químico Farmacéutico Biólogo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

EL CRITERIO EXCLUYENTE

La doctora Medina afirma que al termino de la licenciatura en 1954 «éramos muy pocas mujeres y constantemente competíamos por una beca para Alemania pero sabíamos que nuestros compañeros, a veces con deficientes calificaciones, eran los elegidos para salir a ese país».

Y en la actualidad esa situación no ha variado mucho. De acuerdo con la catedrática de la UNAM, Judith Licea, las estadísticas revelan que el porcentaje de mujeres con licenciatura aumenta aceleradamente, sin embargo existe gran desigualdad en estudios de doctorado en el extranjero.

Durante un tiempo la Beatriz Medina trabajó en el Hospital General de México y realizó investigaciones sobre la enfermedad infecciosa mycobaterium tuberculosis, nombre científico de la tuberculosis, en colaboración con un grupo de científicos alemanes.

Fue así como conoció los estudios del doctor Böenicke, jefe de departamento en el Instituto de Investigación de Tuberculosis en Bad Segeberg, ciudad ubicada en Schleswig-Holstein, estado que se localiza en el norte de Alemania.

Decidida a seguir su formación académica en ese país europeo, gestionó una beca a través del doctor Böenicke, quien ya conocía su trabajo, para hacer investigación durante un año en el instituto. La UNAM y el Banco de México le brindaron apoyos complementarios que juntos sumaban 85 dólares mensuales.

«Para ir a Alemania hice todo en silencio, quería irme, y si las mujeres no tenían esa oportunidad, yo sí iba a irme. Ahora pienso que lo más importante de elegir ese país fue abrirme a otros pensamientos, no quedarme con el panorama que tenía cuando fui estudiante quería ir a Estados Unidos porque era lo único que veíamos» señala la doctora.

Después de trabajar en el instituto sobre los efectos de diferentes sustancias para combatir la tuberculosis, la doctora Medina ingresó a la Facultad de Ciencia Naturales de la Universidad Johann Wolfgang Goethe en Frankfurt, en el estado de Hessen, centro de Alemania.

Ahí realizó sus estudios de doctorado y finalmente recibió el grado de doctora en Bioquímica en 1967.

A LA CAZA DE CEREBROS

Cuando regresó a México, la filial mexicana de la empresa alemana Merck, dedicada a la elaboración de productos químicos y farmacéuticos, le propuso crear un departamento de asesoría técnica lo que le permitió desarrollarse en las áreas química, biológica, de la microbiología y la industria.

Al retirarse de Merck en 1994 y después de haber viajado por Europa, América Latina y el Caribe, la doctora Medina decide incursionar en el campo de la medicina. «Decidí estudiar medicina, pero una medicina que no dañara y aprender el idioma alemán me permitió conocer la filosofía del fundador de la homeopatía».

El creador de la medicina homeopática fue el médico alemán Samuel Hahnemann. Esta escuela ve al individuo de manera integral y plantea que los factores mentales, emocionales y físicos están directamente relacionados con los síntomas del enfermo.

Beatriz Medina obtuvo el título de Médico Homeópata, Cirujano y Partero en 1998 en la Escuela Libre de Homeopatía de México, fundada en 1912 por el doctor Higinio G. Pérez.

«Tuve mucha suerte al realizar mis estudios en Alemania y regresar a México pues esto me permitió entender a los mexicanos desde otra perspectiva y darme cuenta de que el posgrado en Europa no nada más es científico, sino también humanístico».

Actualmente esta científica mexicana se dedica a la atención de la comunidad en su clínica particular e imparte una cátedra en la Facultad de Química de la UNAM. La doctora afirma que «después de jubilarme pude hacer muchas cosas, pero cuando hemos recibido tanto tenemos que darlo, yo creo que esta comunidad me ha sido confiada y estoy aquí para enseñarlos a cuidar su salud».

Desde pequeña, Liliana Saldívar Osorio estableció contacto directo con la cultura y la sociedad alemana pues cursó sus estudios básicos en el Colegio Alemán, fundado a finales del siglo XIX, bajo la presidencia de Porfirio Díaz.

LOS AMIGOS ALEMANES

Posteriormente estudió la carrera de Química en la UNAM de 1964 a 1968. Ese mismo año obtuvo una beca del gobierno alemán para realizar el doctorado en la Universidad Johannes Gutenberg de la ciudad de Mainz, en el estado de Rheinlandpfalz en el sur poniente de Alemania.

La científica señala que haber vivido en Alemania durante sus estudios de doctorado le permitió conocer la cultura de ese país y darse cuenta de que los alemanes son responsables, honestos y excelentes amigos. «Una vez que los alemanes se hacen amigos, son amigos para siempre»aseguró.

Al encontrarse inmersa en una cultura y en una sociedad diferente, la doctora Liliana recuerda el impacto que le causó, «yo era hija de familia y ahí me volví independiente; autosuficiente. Algo que me impresionó fue la libertad con la que se expresaban los jóvenes alemanes respecto a su sexualidad».

La cultura para los alemanes es un aspecto muy importante, «mis compañeros en el doctorado tenían el buen hábito de la lectura y además de ser científicos, adquirían otros conocimientos a través de los libros. Además, el estudiante alemán a pesar de tener poco dinero, dedica una parte para libros, eventos culturales de buen nivel y deporte».

Liliana Saldívar recibió el título doctoral en 1971 después de haber realizado investigaciones sobre muestras de petróleo mexicano.

Cuando regresó a México trabajó en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Química de la UNAM y a la fecha, ha ocupado diversos cargos administrativos y académicos en esa institución.

Además es responsable de proyectos en instancias como la Secretaría de Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal, la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos y brinda asistencia académica a la Secretaría de Relaciones Exteriores para la Organización para la Prohibición de la Armas Químicas (OPAC) desde 1992.

NORMAS CON ENFOQUE FEMENINO

Una de sus colaboraciones más importantes fue la revisión de la Norma de la Secretaría de Salud para la determinación de plomo en la sangre de 1990 a 2000. La doctora explica que se tomaron muestras de sangre de personal expuesto al plomo; muchas de las cuales eran mujeres trabajadoras de la industria maquiladora.

La revisión de la Norma permitió hacer recomendaciones sobre las condiciones laborales de las mujeres en las industrias. «Me parece que si esta Norma hubiera sido discutida por una mayoría de hombres no habrían tomado en cuenta las necesidades de las mujeres trabajadoras», asegura.

Para Daniel Cazés director del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CIICH) a las mujeres científicas «les ha costado un enorme esfuerzo colocarse porque tienen visiones diferentes. Mientras a los científicos les interesa desarrollar bombas nucleares, a las científicas les interesa aquello que puede mejorar la realidad».

En este sentido, la doctora Saldívar coincide en que existen diferentes visiones de la ciencia entre hombres y mujeres; sobre todo en el terreno de la ética profesional.

A finales de los sesenta, cuando Liliana estaba en Alemania «era raro encontrar a una mujer estudiando un doctorado en ciencia» pero yo me acostumbré a estar rodeada de hombres desde la preparatoria, pues cuando el grupo se dividió en ciencias y letras, yo era la única mujer en un grupo de 20 hombres», relata.

De acuerdo con un artículo publicado en el año 2000 por la periodista Ute Scheub en la revista feminista internacional Lola Press, en Alemania las mujeres pudieron acceder a una carrera universitaria hace apenas 90 años. Desde entonces hubo más mujeres estudiando pero sólo cuatro por ciento de las cátedras universitarias están ocupadas por ellas.

Un estudio de la Unión Europea revela que los tres centros educativos públicos más importantes de México a nivel superior cuentan con menos del 30 por ciento de personal femenino dedicado a la investigación.

ENORME REZAGO EN MEXICO

El Informe Sobre el Papel de las Mujeres en la Ciencia indica que en todo el territorio mexicano el personal femenino dedicado a la investigación en la UNAM es de 327, mientras que en el Instituto Politécnico Nacional (IPN) es menor a 305, siendo la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) la institución académica con mayor participación femenina en ese campo, con 348 mujeres.

La doctora Saldívar considera que en México los hombres siguen tomando las decisiones y citó como ejemplo la Junta de Gobierno de la UNAM donde de los 14 integrantes sólo dos son mujeres, es decir, menos del uno por ciento.

Lo mismo sucede en el gabinete del presidente mexicano Vicente Fox y aunque en Alemania esta situación se está revirtiendo, esta científica afirma que aún hay discriminación hacia las mujeres.

El mismo informe de la Unión Europea indica que incluso en los países que la integran, donde la discriminación es menor como Francia y España, las mujeres representan sólo entre el 13 y el 18 por ciento de los profesores titulares en las universidades. En Holanda, Alemania y Dinamarca, este porcentaje baja al 6.5 por ciento.

2003/RI/MP/MEL

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