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Alerta por embarazo ectópico

Por la Redacción

El embarazo ectópico, que ocurre fuera del lugar habitual dentro del útero y es una de las primeras causas de muerte materna, ha aumentado considerablemente en el mundo y también en Cuba, alertan especialistas.

«Aunque su incidencia ha aumentado, la mortalidad por esta causa ha disminuido en los últimos años», aclara la doctora Josefina López, especialista en Obstetricia y jefa del Servicio de Laparoscopía en el Hospital Ramón González Coro, en la capital cubana.

En Cuba fallecieron por ese motivo seis mujeres en 2002, ocho en 2003 y siete el pasado año, según datos preliminares del Anuario Estadístico del Ministerio de Salud Pública.

Ese es el mayor número de fallecimientos ocurridos por esa causa durante los últimos cinco años en la isla, que reporta la tasa más baja de Latinoamérica en riesgo de muerte por causas relacionadas con el embarazo y el parto.

No obstante, especialistas y autoridades de salud llaman la atención de las cubanas en edad fértil para que actúen rápido ante los síntomas que puedan indicar un embarazo de este tipo, no siempre identificado con celeridad y de alto riesgo para la vida.

El embarazo ectópico fue el motivo del 22.1 por ciento de las muertes maternas directas en la isla en 1997, según datos publicados en el libro Temas de Obstetricia del doctor José Oliva, profesor titular de Obstetricia y Ginecología, quien ejerce en ese mismo centro asistencial.

En Estados Unidos el dos por ciento del total de los embarazos son ectópicos y éstos representan el 15 por ciento del total de muertes maternas.

«Se estima que el incremento del embarazo ectópico se deba a un aumento de la prevalencia de factores estadísticamente relacionados con su aparición, como la utilización de técnicas para la reproducción asistida, las esterilizaciones fallidas por vía laparoscópica, el uso de anticonceptivos intrauterinos y, con mayor frecuencia, la enfermedad pélvica inflamatoria, que parece ser la mayor responsable», precisa la doctora López.

Entre otros factores están la edad de la madre, entre 35 y 40 años, y la presencia de enfermedades ginecológicas previas, como la endometriosis, así como los abortos previos y el consumo de cigarrillos. Además, existen otros motivos, como las alteraciones genéticas.

En cualquier caso, el pronóstico de la vida materna depende mucho de un diagnóstico temprano, antes de que sobrevengan graves complicaciones.

Los síntomas de sospecha para un embarazo ectópico son el dolor en bajo vientre y el sangrado menstrual escaso y oscuro. En algunos casos el medico puede notar, durante la palpación vaginal, una masa tumoral en uno de los lados del fondo de la vagina, especialmente dolorosa. En otros, la paciente referirá síntomas de embarazo.

Ese es el cuadro típico que se presenta en el 45 por ciento de los casos, aunque puede darse uno incompleto hasta en un 14 por ciento, de acuerdo con la descripción del profesor Oliva. El 41 por ciento restante se presenta ante el médico cuando ya está complicado.

Una vez que se ha producido un embarazo ectópico, el riesgo de padecer un segundo es de 7 a 14 veces mayor que en la población femenina sin antecedentes de este tipo, según estudios publicados recientemente por la Academia Norteamericana de Obstetricia.

También se ha descrito que la posibilidad de un embarazo normal después de uno ectópico pudiera oscilar entre el 50 y el 80 por ciento; la de otro embarazo ectópico, entre 10 y 25 por ciento y el resto quedaría estéril, según la misma fuente.

La localización anormal más frecuente suele ser la tubárica, el 93 por ciento de las veces en la porción ampular, porque es la más distensible y el embarazo puede anidar sin que se produzcan síntomas graves por más tiempo. Cabe además la posibilidad de que sea abortado hacia la cavidad abdominal.

En tanto, se estima que el cuatro por ciento anidará dentro del istmo tubárico, con mayor posibilidad de que éste se rompa durante una exploración médica poco cuidadosa o incluso por las relaciones sexuales. En este caso se produce un cuadro de abdomen agudo por hemorragia interna, que lleva al shock y a la muerte brusca. Sólo el 0.5 por ciento evoluciona casi siempre como un embarazo abdominal.

La implantación secundaria constituye la única posibilidad de que el embarazo llegue al término y que el feto sobreviva, aunque no deben albergarse esperanzas ya que la mayoría de ellos mueren o desarrollan malformaciones letales.

En los casos en que la implantación ocurre en el epiplón, el intestino o en el hígado, la evolución es siempre fatal para el feto y pone en grave riesgo a la madre.

Durante necropcias maternas se han encontrado, por ejemplo, pequeños fetos muertos y calcificados en el peritoneo de sus madres, que fueron abortados por haber tenido localizaciones ectópicas y que no le produjeron síntomas a su madre. «Son los llamados litopediums», explica López.

Aunque en la mayoría de los embarazos ectópicos el feto es único, se han encontrado casos de gemelaridad, con todas las combinaciones posibles. La forma de presentación más frecuente es la de un feto ectópico y el otro con implantación normal, añade.

De acuerdo con el doctor Oliva, los síntomas deben descartarse antes de llegar a un diagnóstico de embarazo ectópico, sobre todo en situaciones de aborto intrauterino, enfermedad pélvica inflamatoria, torsión de un quiste de ovario, ruptura de un quiste folicular y apendicitis aguda.

En el tratamiento y diagnóstico certero del embarazo ectópico ha tenido un gran impacto el uso de la laparoscopia. Esta permite realizar tanto operaciones de salpingectomía total (amputación de la trompa portadora del ectópico) como cirugías conservadoras para extraer sólo el embarazo y respetar la trompa.

«La elección de una u otra técnica dependerá de las condiciones anatómicas del caso en particular y de si se trata de una paciente que desea embarazos posteriores o ha sufrido la perdida de una trompa anteriormente», explica la doctora.

«La laparoscopia tiene además como ventaja que la vía de abordaje es pequeña y por tanto la recuperación es más rápida, además tiene menor riesgo de desarrollar infecciones adquiridas durante el tiempo operatorio. También la estadía hospitalaria se acorta», precisa.

Otra variante del tratamiento quirúrgico es la laparotomía o intervención de abdomen abierto, reservada para los casos en que se produce la ruptura del embarazo ectópico, la complicación más temida.

No siempre es necesario el tratamiento quirúrgico, gracias al seguimiento clínico con ultrasonidos seriados y la dosificación de la hormona BetaHCG. Si ésta disminuye y se comprueba la ausencia de latido cardiaco fetal, entonces se utiliza el metrotexate aplicado en el saco embrionario. Este último no es el tratamiento más extendido ni con gran experiencia en Cuba.

«El aparato reproductor femenino es muy susceptible de contraer infecciones y por lo general su diagnóstico es más tardío respecto al del hombre. Hay que prevenir la enfermedad pélvica inflamatoria y tratarla adecuadamente. Sólo así podremos disminuir la incidencia del embarazo ectópico», recomienda la doctora López.

05/SDF/GM

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