Faltan acciones para proteger a las mujeres contra las enfermedades infecciosas y otros riesgos de salud, advirtieron varios expertos durante la Primera Conferencia Internacional sobre Mujeres y Enfermedades Infecciosas, que se desarrolló en Atlanta, Georgia.
La directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Mirta Roses Periago, destacó que para lograr una mejor prevención de las enfermedades infecciosas entre las mujeres, es necesario tener una perspectiva de género que incluya distintos factores, desde las normas culturales que influyen en la incidencia a estas enfermedades hasta el conocimiento de los síntomas.
Dijo además que la OPS está trabajando en el tema bajo la premisa de que «abordar las desigualdades en los servicios se traduce en mejorar nuestra respuesta en muchos niveles dentro del sector salud, y también repercute en el trabajo que realizamos con otros sectores, incluyendo la educación, el medio ambiente, el desarrollo social y temas de financiamiento (presupuestos sensibles al género)».
Finalmente, la doctora Roses dijo que «uno de los objetivos de las Metas de Desarrollo del Milenio (un compromiso por el bienestar humano que firmaron 189 países en 2000) es promover la igual de género y el empoderamiento de la mujer».
Los objetivos de la conferencia fueron, entre otros, mejorar la prevención y el control de las enfermedades infecciosas que afectan en forma desproporcionada a las mujeres a nivel mundial; mejorar la prevención y el control de aquellas enfermedades infecciosas que afectan a las poblaciones en su conjunto, pero que repercuten de manera diferenciada en la población femenina, y mejorar la prevención y el control de las enfermedades infecciosas que afectan el embarazo y a los lactantes.
Por su parte, expertos en salud que participaron en la conferencia consideraron que la falta de educación y servicios, además de otros factores sociales y económicos, impiden que las mujeres eviten las enfermedades infecciosas, particularmente en áreas empobrecidas. Y pidieron que se presionen a los gobiernos para que comiencen a recabar datos disgregados de la salud de las mujeres, en vez de hacerlo en forma combinada con la información de los hombres.
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