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Antes y después de la visita, poco ofrece Bush a México

Más allá del enfático apretón de manos y la fotografía en las ruinas mayas, enmarcados por multitudinarias demostraciones «antinorteamericanas», George Bush tiene muy poco que ofrecer a Felipe Calderón, dicen analistas del New York Times.

Las manifestaciones en contra de la visita de Bush, que se sucedieron durante toda su gira por varios países de América Latina, fueron también el marco de recepción en México del presidente norteamericano. El sentimiento antinorteamericano es alto.

George Bush, dicen los analistas, «enfrenta un problema»: es un presidente fracasado que confronta una oposición controlada por el Congreso.

De acuerdo con una encuesta de la BBC, más de la mitad de los mil entrevistados manifiesta una posición negativa frente a los Estados Unidos.

Los temas clave entre Calderón y Bush son tráfico de drogas, tratados comerciales, seguridad fronteriza y migración indocumentada.

El rechazo hacia la relación México-Estados Unidos se hizo evidente en varios medios, como Times y la televisora pública PBS, en donde se mostraron imágenes con quemas de banderas estadounidenses, exclamaciones y carteles que decían: «Fuera Bush, persona non grata», «La patria no se vende», entre otras.

Pero Bush no entiende el sentimiento antinorteamericano, dice el Times. El ala izquierda está crecida.

En otros países visitados por Bush no fue diferente. En Guatemala por ejemplo, Times informa que la mayoría de los medios de comunicación locales recordaron las acciones anti inmigrantes realizadas recientemente en contra de guatemaltecos en Massachussets, donde hubo redadas y deportaciones que separaron familias y dejaron sin protección a las hijas e hijos de los detenidos.

Por eso, en respuesta, la prensa local cuestionó seriamente a Bush por esos hechos. Pero en sus respuestas, el mandatario estadounidense dijo que «la gente será tratada con respeto, pero los Estados Unidos reforzará su ley». Dijo también que la difusión de lo sucedido con los infantes que quedaron solos tras la detención de sus padres era «una conspiración».

No es verdad, dijo Bush en español. Ese no es el modo en que América opera. Somos decentes, somos un país compasivo. Creemos en las familias y tratamos a la gente con dignidad.

Por otra parte, Felipe Calderón desea de todo corazón ver una comprensiva reforma migratoria aprobada, señala el New York Times, que incluya un programa de trabajadores huéspedes y la legalización de por los menos 6.4 millones de mexicanas y mexicanos que viven sin documentos en Estados Unidos.

Pero la división que existe entre los republicados hace difícil una respuesta favorable a Calderón. Por eso, el profesor Miguel Tinker-Salas, de Pomona College en California, había dicho: «Bush llega a México­ con las manos vacías».

CABILDEO EN WASHINGTON

En Washington, mientras tanto, continúa el cabildeo para poner en la mesa la tan anhelada reforma migratoria, que daría la legalización a por lo menos 12 millones de trabajadoras y trabajadores indocumentados

A diferencia del plan presentado de mayo, que dividía a las y los inmigrantes indocumentados en tres grandes grupos y a cada uno lo trataba de manera diferente, el proyecto final no segmentará a la población indocumentada, sino que tratará a todos de la misma manera, de acuerdo con la oficina de prensa del Partido Demócrata.

Al mismo tiempo, directivos del Movimiento por una Reforma Migratoria Justa (FIRM, por sus siglas en inglés) anunciaron a Univisión un cabildeo en Washington para pedir a los congresistas que apoyen una reforma migratoria justa y amplia.

Cheryl Aguilar, vocero del Center for Community Change, afirmó que la movilización es parte de una estrategia nacional.

El movimiento, que cuenta con el apoyo de decenas de organizaciones nacionales a favor de los derechos de inmigrantes, también planifica marchas pacíficas similares a las celebradas en la primavera 2006.

Las convocatorias para realizar acciones se mantendrán hasta que haya una solución real por parte del Congreso y de la administración del presidente Bush, dijo FIRM la semana pasada en un comunicado.

El plan de mayo de 2006 (aprobado por 62 votos a favor y 32 en contra) incluyó severas medidas de seguridad en las fronteras y un plan de legalización para las y los indocumentadas, a quienes dividió en tres grupos y a cada uno de ellos lo trataba de forma diferente.

El primer grupo (compuesto por unos 7.8 millones de personas) lo integraban migrantes que llevaban cinco años o más en el país, quienes accederían a una residencia temporal de seis años y luego a la residencia permanente, y 11 años más tarde podrían solicitar la ciudadanía.

El segundo grupo (compuesto por al menos 3.5 millones) lo integraban quienes llevaban más de dos años y menos de cinco en Estados Unidos. Deberían registrarse en un puesto fronterizo y calificarían para un permiso temporal de trabajo hasta que cumplieran cinco años de estadía. A los cinco años de permanencia recibirían una residencia temporal.

El tercer grupo (de al menos 1.4 millones) lo integraban migrantes sin documentos que llevaban menos de dos años en Estados Unidos, quienes no calificarían para ningún tipo de beneficio y deberían irse del país.

POSIBLES CAMBIOS

Además de las tres categorías o divisiones dadas a conocer de la población indocumentada, la versión amplia incluiría: el inglés como idioma oficial de Estados Unidos.

Envío a la frontera de 6 mil soldados de la Guardia Nacional.

Prohibiría la legalización a las y los indocumentados que tuvieran un delito grave (aquellos que recibieron condena de un año o más de prisión en una cárcel estatal o federal) o tres faltas menores en su record criminal.

Permitiría la construcción de muros en las zonas urbanas de la frontera. Aumentaría el presupuesto de la Patrulla Fronteriza para la contratación de nuevo personal. Otorgaría presupuesto adicional para incremento de la vigilancia en la frontera (cámaras de televisión, sensores, helicópteros y aviones tripulados y no tripulados, estos últimos similares a los usados por los servicios de espionaje).

Impondría una multa de hasta 20 mil dólares a los empleadores que contrataran trabajadores no autorizados. Los reincidentes podrían ser sentenciados a 3 años en prisión.

Los empleadores tendrían que verificar los números de Seguro Social y el estado migratorio de sus nuevos trabajadores. La verificación se haría por Internet.

Quienes no usen el nuevo sistema pagarían multas de entre 200 y 600 dólares. Ordenaría la creación de un Programa de Trabajadores

Temporales (PTT).

Crearía una visa especial para obreros extranjeros. Impondría una multa de dos mil dólares a indocumentados que llevan más de cinco años en Estados Unidos y calificarían para recibir una visa de residencia.

Establecería una multa adicional de 500 dólares que debía pagar cada indocumentada o indocumentado al iniciar el proceso de legalización.

Modificaría el sorteo de la Lotería de Visas. Dos terceras partes de las 50 mil visas en juego cada año fiscal serían distribuidas entre inmigrantes con altos niveles de educación y capacitación en matemáticas, ciencias, tecnología o ingeniería.

Además severas sanciones a quienes resultaran culpables de construir túneles a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos. Establecería en 650 mil la cuota anual de visas de residencia patrocinadas por empresarios.

POR LO QUE HACE A LA LEY MURO

Pese a que la versión bipartidista de 2006 contó con el respaldo del presidente Bush, el liderazgo republicano la suspendió el 3 de septiembre por considerar que no era congruente con la política de seguridad nacional.

En su reemplazo, el legislativo aprobó dos semanas más tarde la Ley del Muro, pese al rechazo de los países latinoamericanos encabezados por México.

Bush promulgó esta legislación el 28 de octubre y otorgó una partida presupuestaria inicial de dos mil millones de dólares.

Pero en los comicios de medio tiempo del martes 7 de noviembre del año pasado, los republicanos perdieron el control de ambas Cámaras del Congreso, con lo cual las negociaciones sobre una reforma migratoria se hicieron más complejas.

Por eso después de su visita a México, Notimex, la agencia del gobierno mexicano, dice. «Sin apostar, Bush manifiesta optimismo por una reforma migratoria».

07/LP/GG/CV

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