Inicio Argentina: Cristina al poder, pero alejada la paridad de géneros

Argentina: Cristina al poder, pero alejada la paridad de géneros

Por Redaccion

La presidenta electa de Argentina, la senadora Cristina Fernández, abraza el poder el próximo 10 de diciembre, pero su acogida en la Casa Rosada está lejos de traducirse en una paridad entre sexos, informa desde Buenos Aires el Especial de Prensa Latina Mujeres del Tercer Milenio.

Pese a irrefutables avances por su participación en cargos políticos, las argentinas siguen ganando menos que los hombres, ocupan más horas en las tareas del hogar y sus nombres pocas veces aparecen en puestos de dirección o administrativos de empresas.

Tal situación obligó recientemente al Instituto Nacional contra la Discriminación y la Xenofobia (Inadi) a promover un proyecto para fortalecer la necesaria igualdad. La titular del Inadi, María José Lubertino, redactó un programa para que el 40 por ciento de los cargos directivos y administrativos, en compañías privadas y públicas, sea ocupado por mujeres.

Adelantó que procura establecer un sistema similar al denominado cupo femenino, que rige para el ámbito político. El objetivo de la medida, precisó, es pasar a un concepto de paridad, de equilibrio y no en detrimento de los hombres.

Según la funcionaria, la medida incluirá a compañías argentinas y extranjeras que operan en territorio nacional. La iniciativa fue remitida al Ministerio de Justicia y, a partir del propio 10 de diciembre, también será propuesta a diputadas y senadoras.

Para Lubertino, la idea, con el nombre Ley para la no discriminación y efectiva igualdad de derechos entre mujeres y varones en el ámbito de decisión de las empresas, tiene que ser una iniciativa del Poder Ejecutivo y debe llegar al Congreso.

Confirmó que recibió un sorpresivo aval de Fernández, primera mujer que llega a la presidencia en el país trasandino mediante el voto ciudadano. Una vez aprobado el proyecto, las empresas tendrán ocho años para cumplir con el ajuste fijado; de no hacerlo, la Inspección General de Justicia será la encargada de imponer sanciones, aunque todavía no se sabe cuáles serán los costos.

A lo anterior se suma un estudio que, en base a antecedentes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), corrobora que las mujeres están poco representadas en los cargos directivos y gerenciales, es decir, los puestos de trabajo mejor remunerados y socialmente más reconocidos.

La investigación, analizada por el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), denuncia que en empleos de mínima jerarquía las mujeres tienen menores tasas de participación y salarios inferiores a igual trabajo.

El sondeo añade que el fenómeno tiene implicaciones negativas desde el punto de vista de la equidad, pero también se advierten efectos económicos porque no se permite a las mujeres aprovechar plenamente sus capacidades productivas.

SUJETAS AL HOGAR

El principal factor que revela las mayores dificultades enfrentadas por las mujeres en su carrera laboral es, probablemente, la diferente distribución de las tareas domésticas en el hogar. A medida que se asigna –explícita o implícitamente– a las mujeres mayores compromisos dentro de su casa, se les resta posibilidades para el desarrollo laboral fuera del mismo.

Datos del Indec muestran que el desbalance en la repartición de responsabilidades se impone dentro de los hogares desde muy temprana edad. En el segundo semestre de 2006 y teniendo como referencia la población entre 11 y 18 años, afloró que el 41 por ciento de las muchachas tenían tareas caseras, ascendiendo al 46 por ciento entre familias de más bajos ingresos.

Entre jóvenes varones sólo el 15 por ciento realiza alguna faena doméstica, lo cual implica que de cada cuatro adolescentes que colaboran en el hogar, tres son mujeres. Bajo tales condiciones, resultan limitadas las posibilidades de revertirla discriminación a través de la legislación laboral.

Otro informe del IDESA reconoce que en los últimos años las mujeres incrementaron su incorporación al empleo y su número es similar al de los trabajadores, pero padecen las peores condiciones.

El 46 por ciento de los varones consigue una ocupación de razonable calidad, mientras que esta proporción es del 27 para el género opuesto en edad activa. Analistas aseguran que, como tendencia estructural, Argentina no escapa al suceso de una creciente participación de la mujer en el trabajo. Sin embargo, el deficiente funcionamiento de ese mercado puso límites muy restrictivos al proceso.

Para la mujer, escasean las oportunidades de inserción laboral y aunque los niveles educativos son similares, resulta notable cómo el sexo masculino la desplaza. Las fuentes explican que tal acontecimiento se presenta de manera solapada, pues no se trata de diferencias extremas en los índices de desempleo entre el hombre y la mujer, sino fundamentalmente en una desigual tasa de incorporación laboral.

Aunque hay otros factores, el hecho que el 35 por ciento de las mujeres en edad de empleo se declare inactiva, oculta en parte las graves desviaciones sufridas por el mercado de trabajo y cómo la ley sanciona con mayor intensidad a las argentinas.

Expertos consideran que la modernidad y la equidad no resultan compatibles con una proporción tan alta de mujeres a quienes se les cercena el derecho de ser artífices directas de su propio bienestar, finaliza el Especial de Prensa Latina Mujeres del Tercer Milenio.

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