La tasa de mortalidad por cáncer mamario en México aumentó 10.9 por ciento entre 1990 y 2000, según información oficial.
Datos de la Secretaría de Salud (Ssa) señalan que entre esos años, la cifra pasó de 13.06 a 14.49 defunciones por cada 100 mil mujeres de 25 años y más.
De los decesos en el 2000, la mitad eran derechohabientes del IMSS, 10.6 por ciento del ISSSTE y 28.3 por ciento carecía de seguridad social.
El mismo año, 73.2 por ciento de las defunciones se concentró en el Distrito Federal, Estado de México, Jalisco, Nuevo León, Veracruz, Chihuahua, Guanajuato, Tamaulipas, Michoacán, Coahuila, Puebla y Sonora.
Las tasas más altas de mortalidad –superiores a 17 defunciones por cada 100 mil mujeres de 25 años o más– fueron en los estados con mayores índices de desarrollo: Distrito Federal, Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Coahuila, Sonora, Baja California Sur y Tamaulipas.
El número de mujeres con cáncer mamario muestra una tendencia creciente año con año, según el Registro Histopatológico de Neoplasias Malignas en México.
Si bien en 1999 el grupo de edad que presentó la cifra más elevada de casos fue de 45 a 49 años, en el 2000 se aprecia un aumento significativo en el número de casos de esa enfermedad desde los 35 años.
Según la Ssa, en el año 2000 sólo se diagnosticaron entre cinco y 10 por cinto de los casos en estadíos tempranos, en contraste con lo que ocurre en los países desarrollados donde aproximadamente 50 por ciento de los cánceres mamarios se diagnostican al iniciar el mal, permitiendo mayores posibilidades de curación.
Obviamente, el costo de tratamiento del cáncer avanzado es más elevado y sus posibilidades de curación mucho más bajas.
En las instituciones del sector salud, en 1998 se efectuaron 6.6 millones de exploraciones clínicas de primera vez; 7.2 en 1999 y 10.8 millones en el 2000, lo que significa que una de cada tres mexicanas de 25 años y más fueron valoradas por personal gubernamental.
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