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Aumento salarial y trabajo femenino

Por Rosalinda Hernández Alarcón*

Históricamente la burguesía aquí como en cualquier país se ha opuesto a cualquier medida que signifique mejorar el ingreso de las personas trabajadoras. Su reacción reiterada es rechazar cualquier incremento salarial, así ha ocurrido recientemente en Guatemala.

Del otro lado, los líderes sindicales se alegran de cualquier aumento por insuficiente que sea. Lo que me interesa destacar es que unos y otros no ven a las mujeres.

El aumento establecido por decreto, mismo que no alcanza ni los 30 dólares mensuales, difícilmente llegará a las guatemaltecas, dado que la mayoría de la población económicamente activa femenina carece de empleo formal.

Según algunas estadísticas oficiales, ocho de cada 10 mujeres trabajadoras se encuentran en esta situación de desventaja, la cual se agudiza porque al pertenecer al llamado sector informal están excluidas de las prestaciones laborales como seguridad social, vacaciones, aguinaldo, bono 14 (prestación anual para las y los trabajadores del sector privado y público en Guatemala que equivale a un salario o sueldo ordinario), etcétera.

Los amplios conglomerados de guatemaltecas que realizan trabajo doméstico o en talleres informales, que son artesanas o se vinculan al comercio y otros servicios, además se enfrentarán a los aumentos de precios en comestibles, transporte, ropa, etcétera.

Ello significa que estas trabajadoras no sólo estarán excluidas del minúsculo aumento salarial sino sus ingresos se verán mermados con la voracidad de empresarios y comerciantes.

Las trabajadoras formales seguramente recibirán un aumento, aunque algunas perderán su fuente de empleo, ya que los patrones justificarán los despidos para poder cumplir con los nuevos salarios mínimos.

Los capataces o supervisores ejercerán su capacidad de maniobra para influir a quién sacar de las planillas, mientras los empleadores impondrán mayores cargas de trabajo.

Para conocer más acerca de las trabajadoras de maquilas y agroindustrias, un estudio realizado por Médicos del Mundo demuestra que la mayoría de mujeres consultadas tiene menos de 30 años de edad y les exigen como requisito no estar embarazadas.

En las maquilas textiles alrededor del 81 por ciento cuenta con contrato de trabajo por escrito, mientras que en la agro-industria sólo lo tienen el 36 por ciento. Tal irregularidad abre la posibilidad para que una de cada cuatro no reciba aguinaldo ni bono 14.

Es importante hacer evidente este panorama, ya que siguen predominando las miradas que ignoran a las mujeres. Abordar la problemática de los salarios mínimos pasa necesariamente por analizar qué medidas establecer a fin de que todas las trabajadoras cuenten con seguridad social y otras prestaciones.

Negarles tales derechos las coloca en situación de mayor desventaja, ello sin olvidar que en Guatemala existe una brecha de género importante en los ingresos: ellas ganan aproximadamente 40 centavos por cada quetzal que perciben los hombres.

* Periodista mexicana radicada en Guatemala, editorialista, integrante de la organización La Cuerda, cofundadora de la Red Centroamericana de Periodistas.

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