Es una mujer que ha jugado todos los roles: hija, esposa, madre, exiliada, inmigrante, periodista, empleada de oficina, administradora de una escuela, divorciada, pero sobre todo escritora, y con ello el éxito y la fama se liaron en su vida como una enredadera que al contrario de otras no la aprieta ni le impide ser, es Isabel Allende.
Peruana por accidente de nacimiento, pero chilena de corazón, la autora de /{La casa de los espíritus/} nunca se planteó ser escritora porque lo consideraba «muy pretensioso, muy arrogante, muy vanidoso». Sin embargo, un día inició una carta para su abuelo que acababa de morir y no pudo parar; desde entonces, cada 8 de enero inicia una novela, aunque por algunos años su producción se detuvo porque su alma estaba en duelo tras la muerte de su hija Paula.
Isabel Allende es clara de principios e ideas, responde sin vacilación y encuentra las palabras para todo. Se declara feminista desde los cinco años y por ello el triunfo de su compatriota Michelle Bachelete la llena de orgullo.
«Su victoria fue algo maravilloso, además ella es una mujer muy especial, es un símbolo del reencuentro de los chilenos después de los terribles acontecimientos de la dictadura que dejaron una profunda herida que prácticamente se ha demorado 30 años en cicatrizar», dijo Allende a Cimacnoticias.
En el fondo Michelle simboliza el reencuentro de un país que estaba herido; ella es la unión entre el antes y el después. Pero también simboliza la fortaleza de la mujer chilena junto a las 10 ministras en su gabinete.
Una mujer que llegó al poder divorciada, agnóstica, socialista y con hijos fuera del matrimonio, demuestra el increíble proceso democrático de América Latina y la apertura del país católico más conservador del mundo», detalla.
Pero lo que más le asombra a la escritora es que Bachelete logró lo que ningún otro candidato había hecho: que los jóvenes se organizaran que votaran por ella, que creyeran en ella y se organizaran para llevarla al poder.
La política es un tema que nunca descarta ni en sus entrevistas ni en sus conferencias y sus opiniones siempre van de la mano de su condición de mujer, exiliada e inmigrante.
«Creo que la situación de la mujer ha cambiado, ha mejorado. Ahora hay mujeres en profesiones que antes eran exclusivas de los hombres pero eso pasa porque son muy organizadas y muy fuertes, sólo debemos cuidarnos de los gobiernos demasiado nacionalistas o religiosos fundamentalistas, porque siempre intentan disminuir a la mujer, minimizarla».
Allende declara no sorprenderse de que en Estados Unidos, un país en el que vive desde hace 18 años, nunca haya habido una presidenta pese a que supuestamente se tiene a la igualdad y la libertad como banderas.
«Lo que pasa es que el aparato del poder es un «old boys club» y no sólo en Estados Unidos sino en muchos países del mundo», dice.
La escritora segura que el rezago de la mujer en Latinoamérica es cierto pero fácil de derribar, lo único que se requiere es que la mujer «se organice, que sienta que es una fuerza política, entonces van a luchar y a sacar adelante la causa que a ellas les interese».
El tema de la inmigración también le preocupa y no lo elude, de hecho habitante de California, un estado inmigrante en su mayoría, Allende afirma que desde hace 18 años para acá la situación ha cambiado mucho.
«Ahora hay 3 o 4 generaciones de latinos que son ciudadanos americanos, que puede acceder al poder, el número de inmigrantes ha aumentado considerablemente y se nota. Han adquirido fuerza política y el español ya es una segunda lengua», comenta.
Y aunque admite que ser inmigrante es difícil, asegura que ser exiliada es peor, porque «el exiliado no tiene más remedio que marcharse, ya sea expulsado o huyendo. El inmigrante mira hacia adelante, el exiliado hacia atrás, el primero piensa en volver el segundo no puede regresar, así que la actitud frente a la realidad de ambos siempre va a hacer distinta».
Allende está convencida de que la literatura nunca morirá, porque a los humanos siempre les va gustar que les cuenten historias y porque cada año se publican más libros.
Aunque asegura que es posible que los libros cambien de forma «porque no tenemos tantos árboles, quizá hagan libros de plástico o los leeremos en una pantalla, pero la literatura no va a morir».
La mujer, la escritora
Como escritora, Allende dice estar alejada de las pretensiones. «Es mentira que el escritor quiera cambiar el mundo con sus libros, nadie cambia por leer un libro. Hay lectores que pueden o no sentirse influenciados, pero ¿cuántos de ellos cambian? Yo no tengo esa ambición».
Para ella escribir es un arduo oficio que le lleva 10 horas de su vida cada día y que logra sacar adelante porque »no puedo dejar de escribir».
Como mujer dice que su familia podría decir de ella que es generosa porque es como una mamá ganso, que quiere proteger a todos, cuidar y mimar.
«A lo mejor es porque fui entrenada para eso para ser una gran mamá. Como mujer soy vanidosa me encantan los trapos, las joyas, los zapatos. No ando a la caza de la moda pero una vez que encuentro lo que me gusta ahí me quedo y como soy una trabajadora en el mal sentido de la palabra, no me puedo ir a
dormir hasta que no acabo todos los pendientes».
Isabel vive ahora en Sausalito, Califronia, en una casa que todos conocen como «la de los espíritus» y a 20 minutos de ella se encuentra la oficina donde además de manejar la fundación que lleva el nombre de su hija tiene el sitio donde escribe.
Este septiembre se publicará su nueva novela «Inés del alma mía» en español y en noviembre saldrá en inglés y espera sentarse frente a su computadora el próximo 8 de enero para iniciar su nueva obra.
Allende ha ganado innumerables premios, su mas reciente novela es «Zorro» en la que cuenta la vida de este personaje cuando era niño y adolescente y ha sido la única novela que ha escrito bajo un guión.
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