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Belleza: hablemos de dinero

Por Fabiola Calvo

La belleza no es una sola. El gusto por los encantos de una mujer o un hombre pueden ser tan variados como seres humanos existen, pero esta afirmación que parece simple, la modifican «las políticas estéticas» del mercado que refuerzan estereotipos y reconducen nuestros sentidos.

El que «debamos ser eternamente jóvenes», obliga a que los ojos y el placer por lo hermoso se dirijan a la juventud, pero no a cualquier joven. No, no, no. Debe estar dentro de los cánones que manda la diosa publicidad.

Si la moda es cabello largo, pues a llevarlo largo, si es corto, que nadie diga lo contrario. Ropa moderna (digo, la que está en las vitrinas), de marca si es posible. ¿De cuánto dinero hablamos?

Las gorditas no están de moda, pero una barriguita para ellos la podemos perdonar, y si tienen canas están más atractivos, son interesantes. En cambio ellas con canas se verán viejas y «fuera del mercado» como le escuché decir a un cuarentón «muy progresista».

Tampoco nos engañemos, las empresas «que todo lo saben» encontraron que los hombres también pueden entrar en la oferta y la demanda de sus productos y obtener como resultado lo que hoy denominan un «metrosexual».

Desde luego que la esclavitud de la belleza, el palmarés es para las mujeres: peluquería para lavado, corte, tinte, mechones, ondulado y si hace falta, peinado. Nos queda la pedicura y manicura, la depilación de las cejas, las piernas. Estamos hablando de aproximadamente mil euro al mes, unos 13 mil 500 pesos mexicanos.

El gimnasio, las cremas para la cara, el cuerpo, las manos, ¿de cuánto mas estamos hablando? Y¿ los perfumes?

La tendencia de la moda lleva y trae a todos los sectores sociales. Nos podemos referir a la empleada doméstica que trabaja sin descanso en París o Madrid para viajar a Latinoamérica a su país de origen y someterse a una liposucción, silicona en los pechos y todo lo que ante los ojos de los demás la embellezcan.

No referimos a la maestra, la periodista, el ama de casa, la funcionaria, la enfermera, la médica y así un largo etcétera.

Las referencias hechas no son para suponer que no tenemos derecho a sentirnos bien sino que buscan una invitación: a ser concientes de nuestras acciones que parecen totalmente desprevenidas. El ojo del mercado todo lo ve.

* Corresponsal de Cimacnoticias en Madrid, España.

2005/FC/SJ

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