Aún cuando en la actualidad el temazcal tiene un uso diverso y se hacen esfuerzos para que esta tradición prehispánica no muera, quienes lo acostumbran en México coinciden en que su origen está relacionado con la atención a la mujer en el embarazo, durante y después del parto.
En el embarazo se le utiliza como un recinto de diagnóstico y de revisión periódica de la futura madre en asuntos fundamentales como: mantener el feto en la posición correcta y acomodarlo, estimular la circulación sanguínea y purificar sangre y cuerpo de la embarazada, mediante la sudoración
Un aspecto importante, refieren diversos textos que han documentado la existencia de este baño de vapor, es la necesaria protección y sanación ritual que se relaciona más con un trabajo espiritual que prepara el cuerpo de la mujer para un mejor recibimiento del bebé al nacer.
De acuerdo con el registro publicado en el libro El temazcal. Uso ceremonial y terapéutico, publicado en 2003, en el momento de parir, el temazcal además de ser un lugar donde se realiza y promueve el parto, también ayuda a mantener caliente el cuerpo de la mujer, a su purificación y limpieza, documenta el libro.
Respecto al proceso de recuperación de la madre sus beneficios son múltiples.
Además de expulsar las sustancias nocivas acumuladas en el embarazo mediante el sudor; estimula la circulación –ayudando a recuperar el calor perdido–; ayuda a restablecer tono muscular, «amacizar» cuerpo y cadera, desinflamar la matriz, recuperar el tejido uterino, cerrar la herida y estimular la producción de leche.
El temazcal es también un protector del recién nacido contra enfermedades, como una forma de limpieza y purificación y para cerrar aberturas en el cráneo.
Otro de los beneficios para la mujer, tiene que ver con la atención de padecimientos ginecológicos en cadera abierta, caída y/o frialdad de matriz, esterilidad, trastornos menstruales, hemorragias y flujo vaginal.
*Periodista mexicana y psicoterapeuta Gestal
06/CV/LR
