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Cacería de Migrantes en la Frontera Sur

Por la Redacción

El pasado 8 de junio por la noche, en Tapachula, se realizó un operativo «sorpresa» por elementos de las policías de Seguridad Pública del estado y municipal. Se apostaron en los diferentes cruceros de las calles aledañas a las vías del ferrocarril para detener a migrantes que esperaban –algunos desde casi cuatro días– la salida del tren de la empresa Chiapas Mayab.

Según versiones de testigos presenciales el operativo se hizo con uso excesivo de violencia. Los agentes «cazaban» literalmente con armas de alto poder a migrantes que corrían, a quienes una vez dado alcance les encañonaban y desvestían buscando un tatuaje que les señalara como miembros de alguna «mara» o los golpeaban en represalia por haber corrido. Había mujeres y niños.

Las personas detenidas, según informó el Grupo Beta, fueron alrededor de 900. TV Azteca dijo que eran 800, mientras que las autoridades de migración afirmaron que fueron poco más de 400 «asegurados» los que llevaron a la Estación Migratoria del Instituto Nacional de Migración (INM).

La multitud de indocumentados asegurados rebasó la capacidad de la estación migratoria. Los y las migrantes de Guatemala y El Salvador –al parecer- empezaron a «jugar» tirándose entre sí los envases de las botellas de plástico que contenían agua, rompiendo una lámpara. Tal situación pareció afectar de tal manera al personal del INM que al poco rato estaba en el lugar un contingente de policías de Seguridad Pública del estado, quienes después de que la policía de migración tiró agua en el piso, lanzó gases lacrimógenos y entraron propinando golpes a los que se encontraban en el lugar.

Según algunos testimonios recibidos por el Centro Fray Matías, al menos 50 personas fueron agredidas físicamente con macanas largas, independientemente de que la mayoría de los migrantes recibieron gases lacrimógenos, que eran dirigidos a sus ojos. Dos mujeres resultaron intoxicadas y sufrieron desmayos, entre ellas –asegura una mujer migrante– había una embarazada, dos adolescentes menores de edad –15 y 16 años– fueron golpeados por la policía y jalados de los pelos, «como animales» a decir de los propios migrantes.

Un ejemplo de los daños causados es que mediante la intervención del Centro Fray Matías y el apoyo del Grupo Beta se trasladó a una mujer de nacionalidad hondureña a un albergue, donde se le brindó atención medica y psicológica por la crisis que presentaba como producto de la agresión. La situación no era para menos, pues presentaba como lesiones una escoriación en pómulo izquierdo de tres centímetros aproximadamente; equimosis en pierna derecha en su tercio inferior de dos centímetros aproximadamente, y equimosis de dos centímetros en tibia izquierda.

Este tipo de acciones confirma de nueva cuenta que la política migratoria en materia de migración es clara en nuestro país: la misma de los Estados Unidos, que conlleva la violación flagrante de las garantías fundamentales de toda persona humana migrante o no migrante. Nadie puede ser sometido a malos tratos, torturas ni vejaciones. Al parecer, a las autoridades se les olvida que existen leyes, en todos los niveles y jerarquías, que prohíben expresamente este tipo de ilícitos.

2005/RM/GM

* Centro de Derechos Humanos «Fray Matías de Córdova»

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