Ante la falta de oportunidades y mecanismos para mejorar sus vidas, las mujeres de las comunidades indígenas del Alto y la Paz, en Bolivia, optan por alternativas como la conversión a otras religiones, señaló hoy Juliana Ströbele-Gregor, de la Universidad Libre de Berlín.
Al dictar la conferencia ¿Seducida? Mujeres en comunidades religiosas evangélicas: el caso de El Alto y la Paz, la antropóloga alemana relató cómo es la vida de las habitantes de estas comunidades tras haberse convertido a la religión evangélica.
A decir de la especialista en religión, el número de mujeres violentadas por su pareja se ha reducido considerablemente tras la conversión a esta religión, ya que ésta no permite a los varones ingerir alcohol, drogas o tener otras parejas fuera del matrimonio, ni asistir a fiestas, lo que ha sido un factor determinante para la reducción de la violencia intrafamiliar.
Y es que para los fundamentalistas evangélicos, explicó la investigadora y especialista en derechos humanos y género, la relación con Dios es directa, no necesitan una estructura jerárquica eclesial y por lo tanto, se basan en sus preceptos y la comunidad los respeta al representar ellos la palabra de Dios.
Ströbele-Grego, quien realizó un estudio sobre estas comunidades, explicó que en Guatemala 40 por ciento de los indígenas pertenece a alguno de estos grupos religiosos y que esta reconversión se debe en gran medida a los evangelistas fundadores de Estados Unidos, que «ofrecen» ayuda en especie o de otro tipo a estas comunidades a cambio de reconvertirlos.
«En la conversión juegan un papel importante factores externos como los económicos y sociales y está dirigida a atraer a las personas pues los que se convierten piensan que van a cambiar su forma de vida», agregó la especialista.
Además, otro factor que interviene para que los indígenas cambien de religión, explicó, es que en el caso de La Paz, por ejemplo, 80 por ciento de sus integrantes son migrantes que en su mayoría de las veces son discriminados en la ciudad, situación que no prevalece en sus comunidades.
Por ello, comentó, el pertenecer a estos grupos religiosos les ofrece otro panorama donde no sufren ningún tipo de discriminación, las mujeres, por ejemplo, tienen acceso a todos los cargos menos a los altos, como el de pastor.
También aseguró que en estas comunidades evangélicas fundamentalistas a las mujeres se les permite prepararse profesionalmente, incluso igual que los varones, sin embargo, no pueden superarlos.
En estas comunidades, destacó, la población femenina tiene el mismo derecho a educarse que la masculina, y es muy común que las hijas de campesinos pobres estudien algún grado profesional.
En lo que respecta a la sexualidad, la especialista señaló que los grupos evangélicos dan pláticas sobre planificación familiar a las mujeres y hombres y a las mujeres se les permite decidir sobre el número de hijos que desean tener. El aborto, señaló está prohibido.
Sin embargo, la mujer continúa desempeñando el papel de educadora, sólo se le permite ser la cabeza de la familia siempre y cuando el hombre no lo pueda hacer. A las mujeres recalcó, se les continúa atribuyendo cualidades como el ser cariñosas, abnegadas y sumisas.
Ströbele-Gregor señaló que no existe ningún tipo de seducción para que las mujeres de las comunidades indígenas se conviertan a otra religión, pues en la investigación que ella realizó pudo constatar que son ellas quienes lo eligen ante la ausencia de propuestas políticas y soluciones a su vida.
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