Del año 2000 a la fecha, el Proyecto de Profesionalización de Trabajadores en el Area de Enfermería (Profae), una iniciativa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el gobierno central de Brasil, conformó un equipo de 100 mil nuevas enfermeras auxiliares.
En 1999 el país latinoamericano tenía 460 mil trabajadores de salud, de los cuales 74 por ciento estaban capacitados para trabajos administrativos, por lo que existía una demanda de personal clínico. Cabe señalar que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 75 por ciento de las intervenciones de salud las ejercen profesionales de enfermería.
Ante esta situación, el Ministerio de Salud diseñó el programa –el cual podría tomarse como modelo en las políticas de capacitación vocacional en todo el país– para disminuir la escasez de enfermeras auxiliares, el cual tuvo un costo total de 370 millones de dólares, 185 fueron aportados por un préstamo del BID.
En Brasil una ley aprobada en 1986 fijó un plazo de 10 años para que los y las enfermeras auxiliares recibieran la capacitación adecuada para ejercer su profesión de forma oficial. Transcurrido ese periodo, las instituciones de salud tenían prohibido contratar a trabajadores no calificados, pero esta norma se transgredió contratando a personal de una manera informal.
La nueva Constitución de Brasil, que data de 1988, descentralizó los servicios y la dirección del sector salud, creando un mercado laboral de base muy amplia. Sin embargo, no funcionaba todavía un sistema para capacitar debidamente a enfermeras auxiliares. Profae recibió el mandato de llenar ese vacío. Su objetivo a largo plazo es capacitar a 225 mil enfermeras auxiliares.
El entrenamiento consiste en 12 meses de estudios teóricos y prácticos, en el que las asistentes reciben un subsidio de 10 dólares para el transporte y realizan prácticas profesionales en diversas especialidades hospitalarias, tales como medicina interna, cirugía, maternidad, psiquiatría y salud pública.
Fernanda Antonia de Assis, coordinadora de enfermería del Sanatorio de Recife, aseguró: «Nos resulta tan interesante intercambiar experiencias con los estudiantes de Profae. Ellos traen consigo la experiencia práctica de haber ayudado a los pacientes y nosotros les enseñamos nuestros conocimientos técnicos», explica.
Además de aumentar el número de personal de enfermería calificado, el proyecto prepara instructores para ofrecer cursos de enseñanza para adultos profesionales. El objetivo es crear un equipo de 12 mil enfermeras instructoras. De Assis es parte de este grupo y comenta que la capacitación gratuita como instructor resulta atractiva para las enfermeras porque les ofrece otra opción dentro del mercado de trabajo.
Existen varios testimonios que ejemplifican los avances logrados mediante este programa. Uno de ellos es el de Francisca Fernández, quien después de desempeñar durante muchos años el puesto de secretaria ejecutiva en una compañía privada, decidió ser enfermera auxiliar en un hospital de Natal, capital del estado de Rio Grande do Norte.
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