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Ceguera de género en el presupuesto

Por Lucero Saldaña

El presupuesto público, de cara a las políticas de reforma estructural en la economía, parece ser una herramienta neutral con relación a la equidad, y particularmente con las cuestiones relacionadas con la perspectiva de género.

Sin embargo, si damos una mirada más de cerca y con más detalle, podremos observar que más que neutralidad de género, lo que observamos es una ceguera de género, pues generalmente se ignoran los determinantes sociales, los diferentes papeles, responsabilidades y capacidades de hombres y mujeres, y se pasan por alto los diferentes impactos y resultados de las políticas públicas desde una perspectiva de género.

A finales de la década de los 60 se aceptó que el sexo era una referencia biológica sobre al que se construía la desigualdad social entre hombres y mujeres, basado en el mito de que en torno a lo masculino prevalece la producción, la fuerza, la inteligencia, la razón y la creatividad, en tanto que para lo femenino se alimenta la leyenda de la reproducción, que convierte a lo femenino en intrascendente por considerarlo natural, instintivo, e irracional.

En virtud de que los primeros planteamientos de las reivindicaciones femeninas vinieron del feminismo, el término género se utilizó para evadirlo dado que algunos gobernantes les parecía muy radical.

Con las intervenciones políticas y económicas de las mujeres en estas últimas décadas, pronto quedó claro que en las disciplinas sociales se ha desarrollado la teoría de género, en la que es necesario enmarcar perspectivas y enfoques, y no solo mejorar situaciones satisfaciendo algunas necesidades básicas, sino transformar la condición que hace estar a las mujeres en desventaja frente al desarrollo de la sociedad en su conjunto.

Por lo que es necesario crear posibilidades de resolver necesidades estratégicas, para trasformar los fundamentos de las relaciones inter genéricas e intra genéricas. Bajo esta perspectiva, la teoría de género permite visualizar a la sociedad y a la cultura en su conjunto, y por lo tanto a todos los sujetos que intervienen en sus procesos, mujeres y hombres del campo y la ciudad.

Eliminar las desigualdades de género fortalece el desarrollo de las futuras generaciones al dar acceso a los hijos e hijas a mejores niveles de educación, ingresos extras para las familias y mejores niveles de nutrición derivados de una mejor educación y salud. El liberar tiempo de las mujeres que dedican a las tareas del hogar a través de mejoras de los servicios públicos y programas de apoyo para incorporarlas en proyectos de inversión productiva, propicia incrementos en la producción y el ingreso nacional.

Una vez realizado el análisis de las políticas públicas bajo esta perspectiva, es necesario establecer una estrategia para lograr el empoderamiento de las mujeres, por lo que deben ser identificadas las medidas que contribuyen a mejorar el bienestar, otorgar igualdad de oportunidades y mejorar la eficiencia a favor de las mujeres, contribuyendo con ello a la equidad de las políticas públicas.

No significa que los presupuestos sean separados para las mujeres y los hombres, se concentran en una conciencia de género y en su incorporación trasversal en todos los aspectos de la elaboración de presupuestos a nivel nacional y local.

Promueven el uso más efectivo de los recursos para lograr tanto la igualdad de género como el desarrollo humano. Promueven la participación de grupos de mujeres y enfatizan la reelaboración de prioridades en lugar del incremento del gasto público.

La integración de una perspectiva de en la política presupuestaria, considerando ambas dimensiones, eficiencia e igualdad, contribuye a un diseño más eficiente de las políticas públicas, a un presupuesto responsable; crea un círculo virtuoso en el que la política económica contribuye a la reducción de la desigualdad y aminora formalmente la obligación de género a satisfacer como resultado de la política macroeconómica.

El presupuesto 2003 tuvo aumentos de 503 millones para el sector salud, implicando apoyos para los programas destinados a las mujeres, esperamos integrar más para el 2004.

* Lucero Saldaña es senadora por el Partido Revolucionario Institucional

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