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Cero derechos para trabajadoras del Inmujeres-DF

Por Román González

Desde su nacimiento, el Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres-DF), difunde y promueve el conocimiento y ejercicio de los derechos humanos -sociales, políticos, ciudadanos y laborales, entre otros- de las mujeres de esta ciudad capital. Sin embargo, para quienes laboran ahí, tales derechos no existen.

Así, la discrecionalidad, indolencia, silencio, reducción de sueldos o cambio de adscripción, entre otras situaciones, son las relaciones imperantes que enfrentan las mujeres que trabajan en el Inmujeres-DF y en las 16 unidades del instituto ubicadas en las delegaciones.

Contratadas como prestadoras de servicios profesionales, sus contratos no especifican las actividades que deben realizar, lo que ha dejado carta abierta para que puedan ser llamadas a realizar actividades de programas emergentes del gobierno capitalino.

Diversas administraciones del Inmujeres-DF han sorteado cambios en torno a la figura jurídica del instituto, ya sea por iniciativas o disposiciones de las diferentes asambleas legislativas y autoridades del gobierno capitalino, que generan confusiones o vacíos legales.

Uno de ellos, por ejemplo, es que la Junta de Gobierno, por ley, debe estar presidida por el titular de la Secretaría de Gobierno, Alejandro Encinas, pero en los hechos la asume Raquel Sosa, encargada de la Secretaría de Desarrollo Social del Distrito Federal.

La política del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, carece de mecanismos de evaluación que permitan conocer cómo impacta en las mujeres y hombres y poder reducir las grandes desigualdades e injusticias imperantes en la población femenina.

IRREGULARIDADES

Mujeres que pidieron omitir sus nombres, denunciaron que la mayoría del personal ha repartido desde placas de automóviles hasta volantes en el metro para informar sobre la situación por la que atravesaba el Sistema de Transporte Colectivo, y participado en el operativo «Juan Diego», entre otras actividades.

Además, apuntaron, cada año existe la incertidumbre de ser o no recontratadas. O, en su caso, enfrentan situaciones como la desaparición de áreas como la denominada Información y Difusión, que dejó sin empleo a 32 compañeras el 15 de diciembre del año 2001.

En ese sentido, de manera irónica recuerdan que la decisión de las autoridades del instituto fue tomada al azar, es decir mediante un «volado»: o eran las de Difusión o las de Círculo Infantil. «Perdieron» las primeras.

ORGANIZARSE

Para hacer valer sus derechos, las trabajadoras y trabajadores del Inmujeres-DF decidieron organizarse desde noviembre del año pasado e iniciar negociaciones para mejorar el proyecto de la institución en pro de las mujeres de esta ciudad capital.

Así, la Comisión Organizadora integrada por Imelda Camargo, Julia Escalante y María Sánchez, entre otras, pedían a nombre de sus compañeras estabilidad en el trabajo, la bilateralidad en las relaciones y el reconocimiento a organizarse sindicalmente.

«Queremos seguir contando con las prestaciones actuales, como salario, vacaciones, días de descanso, horario de ocho horas, licencia por maternidad e incapacidad por enfermedad, pero sin la discrecionalidad que existe por parte de las autoridades».

Además, revelaron que durante el proceso de negociación la directora del Inmujeres-DF, Luz Rosales, y la coordinadora de las 16 unidades del Instituto, Claudia Domínguez, les advirtieron que su movimiento ponía en riesgo la permanencia del Instituto, toda vez que para el gobierno capitalino no era considerado un proyecto prioritario.

OPINIONES

La consejera del Inmujeres-DF y directora del Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, Orfe Castillo, al ser entrevistada por Cimacnoticias señaló que al organismo descentralizado le hacen falta recursos financieros e infraestructura.

Habría que hacer, dijo, un trabajo importante de presión para que la III Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) le asigne una mayor cantidad de recursos y para que en el programa general del gobierno del DF sea incorporado como un eje rector la perspectiva de género, que en la actualidad no existe.

Por su parte, la diputada federal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Marcela Lagarde, propuso hacer una evaluación para saber cómo están funcionando los institutos, qué políticas están impulsando y «si realmente están logrando que los gobiernos de los estados y del Distrito Federal hagan una política de género en todas las oficinas gubernamentales».

Hay institutos, abundó, que se han ido consolidando, como es el caso del Inmujeres-DF, que tiene más tiempo y en el cual las trabajadoras están planteado problemáticas laborales internas de los institutos.

En tanto, Julia Pérez Cervera, integrante de la organización civil Milenio Feminista, destacó que desde el punto de vista jurídico sería fundamental realizar una reforma laboral integral, más coherente entre el discurso y las realidades que hay en la contratación, así como el papel de los sindicatos.

Que las trabajadoras y trabajadores puedan saber a qué atenerse, cuáles son sus derechos, cómo se establece una diferencia entre una persona contratada por honorarios y los derechos que se fijan para cualquier persona que tiene un horario completo o un puesto determinado.

Como no existe, esto permite una serie de interpretaciones que hacen muy difícil jurídicamente cualquier negociación por parte de las trabajadoras, y en ese sentido estas mujeres a lo que se enfrentan es a un discurso que no es congruente con la realidad.

Así, haría falta una nueva revisión de la Ley del Inmujeres-DF. Además, tendría que ir acompañada del reconocimiento y la voluntad política de reconocer los derechos de las trabajadoras y no de ver más bien cómo se eluden.

En tanto, Itziar Lozano, también integrante de Milenio Feminista, consideró que al no contar con seguro de salud tampoco se garantiza el derecho a la salud de las trabajadoras del Inmujeres-DF, lo cual lesiona un derecho humano fundamental de la población femenina.

Además, destacó que para el jefe de gobierno capitalino y otras autoridades, las mujeres pobres son importantes, pero no las trabajadoras del Inmujeres-DF, «su argumento es que las de afuera son importantes».

Pero, concluyó, las trabajadoras del DF no son tan ricas; con muchos sacrificios están sacando adelante a sus familias, y en ese sentido tiene todo el derecho de que su trabajo sea reconocido y apoyado.

2003/RGL/GMT/MEL

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