Cuando se hace la cuenta del tiempo transcurrido, de los gobiernos panistas y priístas que han pasado, de las fiscalías especiales, del cúmulo de acciones y discursos emitidos en torno a Ciudad Juárez, además de la sorpresa de 15 años transcurridos, la otra reacción es la indignación. Una se pregunta qué más, qué hace falta para que los gobiernos, tanto estatal como federal, asuman su responsabilidad para salvaguardar la vida de las mujeres.
¿Por qué no hay una alerta nacional para salvar a las mujeres? Será acaso que son pocas, que es necesario más de 10 mil mujeres asesinadas en la última década en todo el país. Será que no son suficientes las condenas del exterior ante la impunidad del Gobierno mexicano, será necesario apretar los bolsillos para que se reaccione. ¿Por qué la sociedad no se alarma por el feminicidio?, ¿o es acaso que todas las mujeres de este país tenemos que… hacer qué, me pregunto yo, qué nos hace falta?
Cuando vuelvo hacer la cuenta, veo 30 años documentando la violencia contra las mujeres, nombrándola, auxiliando a las víctimas, desarrollando modelos de atención, haciendo campañas de prevención, de autoestima. Desarrollando propuestas legislativas, para modificar los códigos penales y sancionar la violencia, haciendo leyes que nos permitan armonizar la legislación y sancionar todos los tipos de violencia contra las mujeres.
Tres décadas haciendo marchas con velos, sin ellos, con flores, sin ellas, con gritos y silencios, con las madres de las asesinas y desaparecidas, en Ciudad Juárez y en el país, con cruces, con zapatos, con perfomance, con canciones, películas, libros, documentales, investigaciones, tesis, notas periodísticas…
Todo ello para salvar a las mujeres, y sigue sin comprenderse.
Para los empresarios juarenses y los gobiernos de Chihuahua las organizaciones se volvieron enemigas porque hablan de lo feo de Ciudad Juárez, y eso no hace bien a la inversión, y lo que sucede hoy le hace bien a las mujeres, a las familias, a la sociedad.
Algunos han preferido mejor correr el rumor de que las organizaciones exageran, ni son muchas mujeres «muertas» (no asesinadas), dicen los señores del poder. Lo que pasa es que ellas, las organizaciones, viven de hacer crecer las cosas, si no, no tendrían recursos del extranjero, no viajarían, dicen otros.
Y mientras tanto la vida de las mujeres sigue apagándose, sin que haya investigaciones serias. ¿Qué hay de la Comisión Especial para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez, creada en 2004 con el propósito de promover el acceso a la justicia de las víctimas y prevenir la violencia contra las mujeres en Juárez? ¿Qué hace la Fevimtra, cuáles son los logros, qué política de estado se pone en práctica para garantizar el acceso de las mujeres a una vida libre de violencia? Simulación, eso es lo que hay.
¿Cómo lograr que lo expresado por el legislador español Raúl Romeva sea un sentir de nuestro Estado mexicano? Y cito lo dicho por Romera: «El asesinato de mujeres es un problema global y la lucha contra dicho fenómeno tiene una incuestionable dimensión política de la que la UE no podía inhibirse».
Esto lo dijo durante la visita, la semana pasada, de la delegación de eurodiputados, quienes se siguen sorprendiendo que la impunidad continúe siendo el hilo conductor de la historia de 15 años y que las autoridades sigan intentando decir que en este país ni es tan grave el problema, y que todo está resuelto.
¿Qué está resuelto, cuando las estadísticas más actuales datan de 2004, cuando la investigación realizada en la Cámara de Diputados, en la LIX Legislatura, a cargo de Marcela Lagarde, señala que lo que no hay son datos que nos permitan saber qué pasa con la violencia contra las mujeres? Por eso en la Ley General de Acceso para las Mujeres a una Vida Libre de Violencia se contempla un banco de datos.
¿Qué más hay que hacer para acabar con la simulación y que las instituciones responsables, los gobiernos, cumplan con sus ciudadanas y protejan su vida? Me quedo pensando… y a usted, ¿qué se le ocurre que hay que hacer?
* Periodista y feminista mexicana, Coordinadora General de Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC).
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