Hoy dedicamos una última entrega a la germinación de granos, como una alternativa para enriquecer tu alimentación y con ello fortalecer el sistema de defensas de tu «yo soy corporal».
La clorofila, factor esencial que hace de la germinación un alimento protector de salud y vitalidad, es la sangre de las plantas. A ella debemos que la energía del Sol transforme aire, agua y tierra en lechugas, espinacas, apio, un racimo de berros o rábanos, calabacitas.
Curiosamente, entre clorofila y hemoglobina existe una estructura química similar.
Para el nutriólogo canadiense Claude Gélineau: «En el caso de la clorofila, lo que forma el núcleo mineral de la molécula es el magnesio, mientras que en nuestra hemoglobina el núcleo mineral lo constituye el hierro. Gracias a la gran similitud química de estos dos componentes esenciales para la vida pueden ser explicadas las propiedades antianémicas de la clorofila contenida en las hierbas» (Los germinados en la alimentación, 1997).
De ahí la importancia de ingerir vegetales color verde, crudos, bien desinfectados y lo más orgánicos posibles –sin agroquímicos– como una fuente de nutrición esencial. Algo importante en las mujeres, quienes frecuentemente padecemos de una disminución de hierro en la sangre.
Otra cualidad de la clorofila es su efecto regenerador, sobre todo la producida por el jugo de la hierba del trigo, siempre y cuando sigas algunas precauciones.
La forma más fácil de ingerirlo es: empezar poco a poco, en pequeñas cantidades (una o dos cucharadas soperas), en ayunas, tomando media hora antes un poco de jugo de limón o de naranja diluido en agua (ayuda a disminuir las posibles molestias) y puedes combinarlo con jugo de zanahoria (Gélineau, 1997).
Si no cuentas con tiempo suficiente y no sabes cómo hacer un germinado, los puedes adquirir limpios, orgánicos y empacados en tiendas de autoservicio, hay una buena oferta lista para mezclarse en una deliciosa ensalada.
Te ofrecemos una sencilla receta para combinar el germinado de alfalfa.
2 tazas de alfalfa germinada, 5 rábanos en rodajas, 3 jitomates (tomates rojos) en trocitos, 2 cucharadas soperas de cebolla picada, 2 tazas de lechuga finamente rebanada, pimiento verde cortado en rodajas. Mezclar todos los ingredientes, previamente lavados y desinfectados, servir con alguna salsa o aderezo al gusto.
Puedes hacer un aderezo fácil y en poco tiempo, mezclando aceite de olivo, limón y salsa de soya, las combinaciones pueden ser infinitas, si lo quieres salado agrega mostaza y una porción de alcaparras o aceitunas bien picaditas, si prefieres un sabor agridulce sólo agrega a la mezcla original miel de abeja.
¡Buen provecho!
*Periodista mexicana
05/CV/LR