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Colombia antes y después de los Acuerdos en La Habana

Por Fabiola Calvo Ocampo*
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Colombia se prepara para refrendar los Acuerdos pactados en La Habana entre el gobierno del presidente Manuel Santos y la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –FARC-, el próximo 2 de octubre, con miras a terminar un conflicto armado que suma  más de 50 años.
 
Cinco fueron los puntos discutidos durante 4 años por ambas partes: Política de desarrollo agrario integral; participación política; solución al problema de las drogas ilícitas; punto sobre las víctimas y el conflicto armado; fin del conflicto y, la implementación y  verificación y refrendación, es decir que ya se cumplieron o a punto de hacerlo con casi todas las etapas.
 
Por estas fechas, los guerrilleros de las FARC empiezan a concentrarse en los campamentos, en los lugares acordados por las partes, en espera de la realización la Conferencia Nacional de la organización armada para que su dirigencia informe y debata en sus filas, integradas en un 40 por ciento por mujeres, el resultado de las conversaciones y Acuerdos.
 
Un hecho relevante de las negociaciones  fue la creación de la Subcomisión de Género, exigencia del movimiento de mujeres, que permitió que  los Acuerdos tuvieran un enfoque de género, tanto desde los derechos de las mujeres como de la población LGBTTTI.
 
Varias comisiones asistieron a la Habana para intercambiar apreciaciones con la  Mesa de negociación. Así mismo tienen un enfoque diferencial que incluye a indígenas y afrodescendientes.
 
En este septiembre, durante los días 19, 20 y 21, sesionará la Segunda Cumbre Nacional de Mujeres y Paz para incidir en los mecanismos de refrendación, verificación e implementación del Acuerdo general del proceso de paz de Colombia, teniendo en cuenta los derechos de las mujeres, como lo expresan en un comunicado.
 
Colombia vivió en la década de los 50 un enfrentamiento armado entre el Partido Liberal y el Partido Conservador que dejó 300 mil  muertos en los campos, en razón de que a quienes armaron, fueron campesinos. Los jefes de ambos partidos firmaron en España, un pacto de exclusión- el Frente Nacional- hecho político que originó el surgimiento de las guerrillas.
 
En el citado pacto los dos partidos decidieron que entre ambos harían una alternancia de gobierno cada 4 años, dejando sin posibilidad cualquier expresión social o política.
 
Durante estas décadas de violencia generalizada se consolidó el narcotráfico que permeó todos los espacios sociales y políticos y, el paramilitarismo como proyecto de derecha económico, político, social e ideológico, financiado por los cárteles de la droga y entrenados por el ejército oficial.
 
Este panorama dejó 7 millones de personas en situación de desplazamiento, 150 mil personas desaparecidas, además de víctimas de violencia sexual, masacres  y cerca de 300 mil muertos, junto con exilio, amenazas y persecución a mujeres y hombres opositores al sistema.
 
El proceso de paz en Colombia inició con los Acuerdos entre el Gobierno del presidente Belisario Betancur  en 1984 y las organizaciones Movimiento 19 de Abril (M-19) Partido Comunista de Colombia Marxista Leninista, Ejército Popular de Liberación (EPL), Movimiento Autodefensa Obrera (ADO) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
 
Producto de esos acuerdos, nació la Unión Patriótica, organización casi extinguida luego del asesinato de 3 mil de sus militantes y dos candidatos a la presidencia; el EPL propuso una figura que no existía en el país, la convocatoria de una Asamblea nacional Constituyente (ANC) elegida por el pueblo para cambio de Constitución con derecho a revocatoria del mandato, y consultas populares. Los firmantes de esos Acuerdos, Oscar William y Jairo (Ernesto Rojas) Calvo Ocampo,  fueron asesinados 1 y 2 años después.
 
En 1990, el M-19, el EPL, el PRT, el movimiento indígena Quintín Lame y Renovación Socialista, dejaron las armas, se convocó a una ANC, se firmó una nueva Constitución. El dirigente del M-19, Carlos León Pizarro fue asesinado cuando era candidato a la presidencia.
 
Colombia transita por el optimismo, no obstante el partido Centro Democrático, liderado por el ex presidente y hoy senador de la República Álvaro Uribe Vélez, hace proselitismo a favor de un no para desaprobar lo pactado en La Habana.
 
No es un secreto que Uribe lidera una derecha extrema, sin embargo, mientras fue inquilino de la Casa de Nariño (Casa de Gobierno) estuvo en conversaciones para entrar en un proceso de negociación con las FARC.
 
Queda en el tintero la esperanza de iniciar un proceso con el Ejército de Liberación Nacional –ELN- organización conocida por su aproximación a la Teología de la Liberación y guerrilla en la que militó el cura Camilo Torres y tres curas españoles, entre ellos su líder, ya muerto, Manuel Pérez.
 
El país sudamericano, en medio de una intensa campaña, decidirá su futuro. Un camino para que la guerrilla más antigua diga adiós a las armas y florezcan nuevas esperanzas dentro de una apertura democrática, pero sin cambios estructurales en el modelo económico.
 
* Periodista integrante de la Red Internacional de periodistas con visión de género
 
16/FCO/LGL

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