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Combatirán con baile la violencia de género en Dominicana

Por Mirta Rodríguez Calderón

A pesar de que en República Dominicana la gente baila aun sentada, una convocatoria para hacerlo masivamente y en contra de la violencia se va abriendo paso muy lentamente.
 
En muchas partes del mundo ya está alcanzando aceptación suficiente y se aspira a poner a bailar a un millón de personas el próximo 14 de febrero durante las celebraciones del Día del Amor y la Amistad.
 
La madre de esa iniciativa es Eve Ensler, la coordinadora de V Day, una muy dinámica fuerza que se ha desplazado por el mundo entero acompañando a Eve en las puestas en escena de sus “Monólogos de la vagina”, traducida a 48 lenguas y representada en 140 países.
 
V Day alude al Día de la No Violencia y ha intervenido en solidaridad para combatir actos de acoso, mutilación genital y, desde luego, contra el feminicidio.
 
Hace un lustro, ella organizó grupos de muy prominentes personalidades que fueron a Ciudad Juárez, en la frontera México-Estados Unidos, para exigir que los crímenes de cientos de mujeres perpetrados por el crimen organizado y autoridades cómplices no quedaran impunes.
 
Después de tanta actividad, sumergida en las peores tragedias de nuestro tiempo, la dramaturga y escritora se está presentando en Nueva York y otras ciudades con el monólogo “Soy una criatura emocional”, dedicado a las niñas, y que es un compendio de historias de mujeres muy jóvenes.
 
Ahora Eve se empeña en poner a la gente a bailar con una muy contagiosa música (bastante parecida al hip-hop) y un himno de combate.
 
Además de Ensler, han participado en la creación de la composición musical Tena Clark, Tim Heintz y un grupo de jóvenes activistas contra la violencia radicadas en Nueva York. La coreógrafa fue Debbie Allen.
 
La canción –ha dicho la propia Ensler– nos conduce más allá de las palabras. La danza que la acompaña es radical, alegre, sexy, contagiosa. Rompe las reglas y hace que cualquiera en cualquier lugar se sienta libre.
 
Ella piensa, por eso, que el himno “Rompe las cadenas” tiene la fuerza necesaria para levantar a un millón de personas. Algunas estrofas de la canción, en traducción libre, expresan:
 
“Bailen, pónganse de pie/En medio de la locura, nos pondremos de pie/Y sé que hay un mundo mejor/Tomen las manos de sus hermanas y sus hermanos/Lleguen a todas las mujeres y niñas/Este es mi cuerpo, mi cuerpo es santo /Ni una excusa más, ni más abusos/Somos madres, somos maestras/Somos preciosas, preciosas criaturas”.
 
Lo que podría considerarse como una declaración de principios del himno reitera:
 
“Ya es tiempo de romper la cadena, oh sí/Rompan la cadena, oh sí/Rompan la cadena/Bailen, pónganse de pie/Elevo mis brazos al cielo/Arrodillada rezo/Ya no tengo miedo/Camino a través de la puerta/Camino, bailo, me pongo de pie.
 
“Camino, bailo, me pongo de pie/Veo un mundo en el que podemos vivir/Seguro y libre de toda opresión/Ni una violación ni un incesto o abuso/Las mujeres no somos objeto de nadie…/Para el Día del Amor y la Amistad…”.
 
Gran parte de las personas que en Dominicana conocen de esta iniciativa la consideran original, diferente y viable. De haberse convocado con más tiempo –expresan– podría haber sido muy exitosa.
 
Quien circuló la información en el Foro Feminista fue Magaly Pineda, directora del Centro de Investigaciones para la Acción Femenina, vinculado durante los últimos 30 años a todas las luchas y a la defensa y derechos de las mujeres.
 
Entrevistada por SEMlac, Pineda cree que la idea es muy novedosa y piensa que podría incorporar también a los hombres. Sería como darle una vuelta a la moneda para ya no hablar de victimización, sino de un mensaje muy vital enmarcado en un elemento lúdico, opina.
 
“Pero –dice– no creo que lo podamos hacer para este año. Tomar la experiencia, eso sí, porque nosotros tenemos el precedente de haber movilizado a 40 mil personas el 17 de octubre, Día Mundial de Lucha contra la Pobreza, en los izamientos de bandera en las escuelas, por teléfono y en muchas actividades. Algo como esto, tan atractivo, puede resultar muy bien”.
 
Interesante que ninguna de las personas encuestadas demeritó la idea o la tomó a broma. El periodista Cristian Abréu, por ejemplo, explica a SEMlac que es una propuesta muy creativa: “Si da resultado, bailemos siempre, porque lo que sí es cierto es que tiene que acabar la violencia contra la mujer”.
 
Kendy González, universitaria, lo ve así: “Creo que la iniciativa es atractiva por el nivel de identificación con las personas que puede llegar a tener esta propuesta. Por si sirve de algo, quiero decir que me parece que en esto habría que trabajar, es decir que en vez de ser una campaña en contra de la violencia, sea una manifestación a favor del afecto hacia la mujer”.
 
Algo así seguramente pensaron las activistas de V Day cuando invitan a bailar “con quien te ama” en este 14 de febrero.
 
OPINIONES ENCONTRADAS
 
Pero no todo el mundo lo cree así. Rachel García, universitaria también, dice: “No creo que en nuestro país esto funcione por lo mismo que somos bailadores. Y lo cierto es que la violencia de género está creciendo aceleradamente. Pero sí podemos utilizar la música para modificar el pensamiento de aquellos que así lo necesitan y transmitir el mensaje correcto. Doy por buena la propuesta”.
 
Una voz muy autorizada es la de Myrna Flores, coordinadora del proyecto “Violencia basada en género”: “¡Tengo pensamientos y sentimientos encontrados! Hay experiencia con canciones de la 4:40 en sus buenos tiempos (la agrupación musical con la que se consagró Juan Luis Guerra), en las que planteaban problemas sociales y los bailábamos.
 
“Creo que eso tiene mucho que ver con las vivencias de la mujer con la ‘pareja’ que la ama. ¿Estar juntos bailando para una cultura nueva entre ambos y que el hombre se comprometa a cambiar?… No sé.
 
“Estoy en clases de zumba y las letras que escucho me paralizan. Quizás aquello de que camino en los zapatos de las mujeres sobrevivientes no me deja avanzar. No puedo mezclar dolor con fiesta y alegría”.
 
Alfonso Cochón, economista, cree que es una muy buena idea: “El baile alivia las penas y acerca la alegría. Quizás ayude esto a que se piense, al menos, en bailar y que no haya violencia contra las mujeres”.
 
Sheila Cepeda se mueve en una perspectiva realista: “¡Eliminar la violencia bailando! Esa es una iniciativa buena, pero se necesitan medidas y políticas públicas”.
 
Las y los creadores de esta idea sugerente y grata lo dicen en su himno de combate: “Yo bailo porque amo/Bailo porque sueño/Bailo porque ya he aguantado suficiente/Bailo para callar los gritos/Bailo para romper las leyes/Bailo para que termine el dolor”.
 
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